Tuesday, August 22, 2017
Wednesday, August 16, 2017
Friday, August 11, 2017
MDQ Caracterización socioterritorial
Los asentamientos balnearios en la Argentina, fundados para
el turismo de sol y playa, surgen en la etapa denominada Turismo Exclusivo, que
comprende el período de "descubrimiento de la playa", que se extiende
desde fines del siglo XIX hasta la década de 1930. En esta etapa se crean los
primeros balnearios en la costa atlántica bonaerense entre 1874 a 1890 (Mar del
Plata, Necochea, Miramar y Mar del Sud) a partir de la incorporación de la moda
europea de los baños de mar, como práctica de las elites. Los asentamientos
fundados se basaron en una política paisajística de bajo impacto y de
dispersión urbana en el frente costero.
La segunda etapa del turismo de sol y playa se denomina de
Turismo Masivo, en referencia a la apertura de los balnearios a una porción
mayor de la población. Se suele definir esta etapa como "democratización"
de los balnearios, como sinónimo de masificación. Se transformaron en
urbanizaciones capaces de albergar un turismo de masas, para tal fin se
destruyeron las villas turísticas exclusivistas y se construyeron ciudades
verticales. Se edificó intensivamente el frente costero generando un fuerte
impacto visual, donde se prioriza el paisaje urbano sobre el natural. Ese
turismo masivo se consolidó en relación a la mirada que se tenía sobre el
ambiente en la modernidad:
"El turismo masivo aceleró el desarrollo regional y
jerarquizó ciudades con la creación de estructuras sobre el espacio; en estas
intervenciones territoriales generalmente la variable ambiental no fue tomada
en cuenta. La naturaleza, de acuerdo a los cánones culturales vigentes, debía
ser doblegada y conquistada, de forma que la urbanización era vista como un
avance civilizador de las posibilidades del hombre sobre la naturaleza. Lo
urbano se constituía en el símbolo material más fuerte de la modernidad y en un
pilar indispensable para la difusión de una sociedad de consumo"
(Cicalese, 2000: 76).
Desde principios de la década de 1970 se ha sucedido una
crisis del turismo masivo en Mar del Plata por la pérdida de rentabilidad de
las temporadas de verano, la degradación urbano-ambiental de su costa y el
crecimiento de las ciudades balnearias ubicadas en el norte del litoral como
Pinamar y Villa Gesell. Ese turismo masivo, tanto a nivel nacional y mundial,
tuvo su auge más notorio en la segunda mitad del Siglo XX, en la Postguerra;
entró en crisis por el impacto de variables vinculadas a la situación política,
económica, social y cultural en el mundo y en el país.
A partir de la década de 1990 la fragmentación y
segmentación de la oferta y demanda de espacios turísticos en el contexto
postfordista, han provocado el surgimiento de nuevas masividades. Por un lado,
las masividades selectivas que se congregan en valorizados espacios de playa y
por otro lado, las masividades segregadas reunidas en antiguos espacios ligados
a los tiempos de construcción de un pasado integrador e inclusivo hacia esos
sectores sociales.
El turismo masivo ha modelado el espacio valorizado
socialmente por sus características paisajísticas y "las transformaciones
del espacio también serán masivas a través de una actuación intensiva sobre el
territorio" (Sánchez, op. cit.). Lo intensivo de las intervenciones
territoriales es históricamente comprobable en el litoral marítimo bonaerense
con los cambios que vivió la zona costera en Mar del Plata luego de vertebrarse
como un balneario de masas. En otros centros balnearios de la costa bonaerense
-que también poseen un turismo masivo o popular- la intervención sobre el medio
también ha sido intensiva, con una fuerza quizás menor, pero se realizaron
modificaciones fuertes sobre las características primarias. Así lo explicó
Bertoncello en su investigación sobre las fundaciones de los balnearios del
Partido de la Costa:
"El denominador común fue el considerar el medio
natural como un obstáculo que debía ser vencido, para que se "amoldara"
a un plano urbano dibujado en un tablero, ignorando sus peculiares
características y dinámica, y sin considerar que ello pudiese tener efectos
negativos sobre la actividad misma: ante una superficie irregular y movediza,
correspondía entonces nivelarla y fijarla de algún modo" (Bertoncello, R.
1993: 67)
El avance de la frontera urbana sobre el ambiente costero
incorporó nuevas dinámicas a fines de la década de 1990 y en los comienzos del
Siglo XXI con la creación de espacios turísticos para nuevas elites. Los
hoteles de firmas multinacionales, los paradores, los spa, los campos
deportivos, las urbanizaciones privadas, entre otros, generan procesos de
turistificación postfordista, donde el mercado crea una nueva oferta para una
demanda segmentada. El proceso de construcción del espacio turístico del
litoral marítimo bonaerense resulta del dinamismo resultante del pasaje de la
"primera naturaleza" a una "segunda naturaleza" y a
sucesivas "nuevas naturalezas" en función de las turistificaciones
contextuales.
Ciudad balnearia:
Mar del Plata
La ciudad es cabecera del Partido de General Pueyrredón y
fue oficializada su fundación el 10 de febrero de 1874. El Partido existe desde
1879 y cuenta con 47 Kilómetros de costas, con zonas de playas y de
acantilados. Presenta una diversidad de playas: Camet y La Perla Norte, el
tradicional balneario La Perla, las playas céntricas (Punta Iglesia, Bristol,
Torreón del Monje y Varese), Playa Chica en la zona del Cabo Corrientes, el
complejo Playa Grande en las cercanías al barrio Los Troncos y a la principal
arteria de la vida nocturna marplatense, la calle Leandro N. Alem, las playas
del Puerto ubicadas sobre la Reserva del Puerto y la Escollera Sur, el Complejo
Punta Mogotes, las playas y paradores del Sur ubicadas desde la zona del Faro
de Punta Mogotes hasta La Serena y los balnearios que se ubican en la zona de
barrancas y acantilados.
El Partido de General Pueyrredón, según el Censo de 2001
realizado por el INDEC, posee 564.056 habitantes y en las proyecciones
realizadas por la Dirección Provincial de Estadística hacia 2006 se encontraría
en 611.225 habitantes, concentrada la población principalmente en Mar del Plata
(96% del total). La actividad turística sigue siendo la principal vía de
ingresos para sus pobladores pero la ciudad diversificó sus actividades con el
sector pesquero, la actividad del cinturón frutihortícola, la actividad textil,
las plantas alimenticias ubicadas en su parque industrial y la zona de canteras
donde se extraen piedras y materiales para la construcción, actividad ligada a
las perspectivas del turismo. A pesar de este desarrollo diversificado, Mar del
Plata sigue siendo desde la década de 1990 una de las ciudades de Argentina con
mayores índices de desocupación (10,9 % según los datos publicados por el INDEC
en marzo de 2008), siendo junto a Santa Fe las únicas ciudades que superan los
dos dígitos.
Mar del Plata ha sido el escenario central de los espacios
turísticos de sol y playa y donde se han desarrollado múltiples cambios: el
modelo de explotación de las arenas ha incorporado en la franja de playas
privadas del Partido de General Pueyrredón, ubicadas entre el Faro de Punta
Mogotes y Playa La Serena en una extensión de 2,5 kilómetros sobre la Ruta
Provincial N° 11, una tendencia creciente de paradores que han avanzado pero en
convivencia con los tradicionales balnearios. El nuevo modelo de explotación se
inserta dentro del esquema histórico compuesto por ser el destino turístico de
las clases privilegiadas entre fines del siglo XIX y principios del XX, su
masificación realizada con la implementación del modelo de Estado de Bienestar
en Argentina a mediados de siglo XX y por la segmentación y fragmentación de la
oferta de espacios de playa ocurrida en las últimas décadas del siglo pasado y
en la primera década del siglo XXI en el marco de una crisis del turismo masivo.
Luego de la salida cambiaria devaluatoria del verano de
2002, el empresariado del turismo tuvo que reconfigurar estrategias en los
espacios de playa. La concepción tradicional del balneario con su espacio de
carpas y de arena para sus veraneantes, restaurantes, comercios, etc; fue
cambiando durante los últimos años de la década de 1990 y los primeros años del
siglo XXI. El sector privado ha sido el dinamizador de estos espacios por tener
la posesión de las mismas. El Estado no tiene jurisdicción allí, sólo ha
denotado que actividades y proyectos pueden establecerse mediante la Ley
Provincial 8.912 y el Código de Ordenamiento Territorial del Partido de General
Pueyrredón.
Bajo las nuevas estrategias que se fueron implementando y
que avanzaron luego de 2002-2003, se fusionaron en los paradores empresas
variadas: los dueños y concesionarios de los balnearios y paradores junto a
quienes le otorgan concesiones en sus playas (radios FM de grupos nacionales e
internacionales, marcas de bebidas, de ropa informal y deportiva, telefonía
celular, Internet, etc).
Un factor importante en el paso de balnearios a paradores ha
sido el modo en que son difundidas estas playas. Durante más de veinte años las
playas del sur fueron promocionadas y su éxito se basaba en estar en un espacio
de playa "natural" (por la presencia de médanos, sectores boscosos) y
de "tranquilidad" para sus veraneantes, al estar estas playas
alejadas de la urbe y sus masificadas playas.
Se denota un cambio sustancial en el modo de producción de los
espacios de playa, impulsado por los mismos factores de la producción de
espacio urbano. Las playas tienen su punto de contacto con "lo
urbano", no sólo por el traslado de prácticas sociales de la vida urbana a
las arenas, sino porque también han sido puestas en producción en un momento
como espacios exclusivos y promovidas por ese mayor contacto con variables
"naturales", idea que ha mutado en los primeros años del Siglo XXI.
Los ámbitos de sociabilidad han tomado nuevas
características y las playas no han sido ajenas al cambio, si han mutado
espacios de sociabilidad ligados a la lógica del trabajo y de la educación,
obviamente los espacios ligados al ocio iban a sentir las alteraciones. Y los
paradores son el escenario "postmodernista" donde se denotan con
mayor claridad los vectores de cambio.
"El "descubrimiento" de la playa fue el
primer ejemplo de valorización diferencial del espacio relacionado con el
veraneo frente al mar... cada espacio que se valorizaba se convertía en un
nuevo escenario de sociabilidad (como las playas) o era dotado de soportes
materiales que lo complementaban y facilitaban su apropiación y consumo (como
las ramblas y balnearios) dando lugar a las correspondientes prácticas de sociabilidad"
(Mantobani, 2004: 87).
En las décadas pasadas este factor comenzó a cambiar debido
a la importancia mayor otorgada a los soportes materiales de la playa, que se
han transformado en el escenario de sociabilidad. Además, la tendencia
creciente de los paradores sobre los balnearios genera una contradicción de
importancia: se denota una masividad selectiva, ya que se promueve el acceso de
grandes grupos a la playa, pero no todos pueden identificarse con este nuevo
concepto. Esos grupos masivos están compuestos por capas de elevado poder adquisitivo,
sectores vinculados a los medios masivos de comunicación, jóvenes de una
"nueva" clase media. Estos espacios contrastan con otras playas que
funcionan también como escenarios de una masividad segregada, compuesta en las
playas céntricas por las clases populares y una clase media-baja.
Ese turismo masivo que había entrado en crisis comenzó a
tomar nueva fisonomía ante los cambios que se habían originado. La masividad se
vio perjudicada en los tradicionales centros balnearios que tuvieron que
reacomodarse a la situación, que imprimió nuevas fisonomías en los espacios de
playa. El caso de Mar del Plata es paradigmático para explicar estas
cuestiones:
"Al abrigo del consenso neoconservador en la ciudad de
Mar del Plata, en un contexto de las restricciones y habilitaciones que imponía
un modelo social y económico que en nada ayudaba al turismo interno, se
generaron una serie de proyectos de "jerarquización" de la oferta de
recreación vía un paquete de normas y dispositivos de interpretación que
estimulaban las "iniciativas privadas". En el devenir iluso de
recuperar el "Biarritz perdido" y su "turismo de calidad" y
de dejar atrás "las consecuencias" sociales y ambientales de un
turismo masivo que rememoraba la misa colectiva, se buscaban e inventaban productos
más afines a las nuevas modas que dictaba el mercado de ocio". (Cicalese,
2005: 118).
Las playas del sur en los noventa se mostraban como las
únicas de Mar del Plata fuera de contacto con el área costera céntrica. Mar del
Plata ofrece una gran variedad de playas, no solamente desde el punto de vista
natural, urbano o paisajístico. Además de las masividades selectivas que se
pueden encontrar tanto en las playas sureñas como en Playa Grande y las
masividades segregadas de las playas céntricas, también aparecen playas que
mantienen usuarios locales como ocurre en el complejo Punta Mogotes, en el
tradicional complejo La Perla o en el revalorizado sector de Varese mediante
las construcciones que se han realizado en los últimos años.
Fuente
Caracterización socioterritorial de los asentamientos
turísticos-balnearios del litoral marítimo de la Provincia de Buenos Aires
Ordoqui, Javier Martín* - Hernández, Facundo Martín*
* Profesor en Geografía. UNMdP, CEHAU, Becario CONICET.
ver articulo completo en
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-42652009000100006Wednesday, August 09, 2017
MDQ. Potencialidades
A diferencias de otras ciudades, Mar del Plata al no haber
sido una terminal ferroviaria ni un puerto cerealero importante, no cuenta hoy con esos
grandes espacios vacantes conformados por predios e instalaciones del ferrocarril
desactivadas y/o terminales portuarias obsoletas con los que cuentan otras grandes
ciudades del país. Tampoco tiene enclaves militares abandonados. Espacios estos que
suelen ser las grandes excusas de intervención y ordenamiento; espacios estructurales de la
ciudad a partir de los cuales se define las estrategias de su ordenamiento
urbanístico. Mar del Plata tiene algunos de estos lugares –los predios de las estaciones
terminales de pasajeros y de cargas, el predio de la ex ESEBA, entre otros–, pero por su
número, magnitud y disposición en el tejido urbano no posibilitan definir
lineamientos de ordenamiento territorial exclusivamente a partir de ellos. Más allá de
los desequilibrios territoriales que se marcan, la ciudad presenta un tejido de cierta
homogeneidad, con “huecos” de mediana escala y con un nivel de calidad espacial
reconocible. El propio partido va mostrando esas mismas características, más allá de la
heterogeneidad de usos (industrial, productivos agropecuario, hortícola,
extractivo). Además, se reconocen en todos los casos sitios de excelencia ambiental y
paisajística de relevancia, por ej. el frente marítimo.
Todo esto que se menciona aparece en numerosas partes de increíble
valor singular pero con escasas conexiones entre sí; sitios desaprovechados; otros con signos de deterioro, casi a la espera de que
alguien los redescubra, los vincule, los ate, los ponga en valor. Por ello, los
programas y proyectos, cuando son visualizados en el territorio y puestos en relación, están
demostrando que se trata de una tarea de sutura. Un trabajo paciente y sostenido de unir
aquello que está inconexo e incompleto. Se trata de ir definiendo tramas cerradas
para que todo quede incluido, haciendo posible que dentro de esa homogeneidad que se lee
en la trama urbana aparezcan algunos puntos que se destacan y que se articulan
dando lugar a una ciudad distinta.
Completar, unir, conectar, destacar, realzar, quizás sea la
síntesis de la intencionalidad proyectual que ha estado siempre presente en
la formulación de distintos planes y, por consiguiente, de los programas y proyectos que lo
conforman.
Sitios destacados que surgen dentro de la trama, para que
Mar del Plata recupere ese esplendor perdido, como decían muchos en los diagnósticos, en
la costa, en su frente marítimo tal como se iniciaron con las obras en
los últimos años. Avanzar y profundizar en esa dirección, esa debe ser la consigna. Los
cambios en Punta Iglesias y la rambla deben continuar en, la escollera norte y el Parque de Punta Mogotes renovados; en dotar de
calidad a sus particulares centros comerciales, en el centro textil de Juan B. Justo y en el centro de 12 de octubre, recuperando la
mística del puerto; en el futuro parque lineal de Batán; en su Centro de Expresiones Múltiples.
Tramas, conexiones y sitios singulares, una tarea sostenida
y creativa que Mar del Plata y el partido deben llevar adelante para una definitiva
recuperación y que es necesario un plan que de una pista para la actuación.
En una primera aproximación a la organización del territorio
marplatense, es posible identificar algunas cuestiones significativas que van a
dejar su impronta en las particularidades que distinguen a dicha organización. Entre
estas cuestiones se destacan:
-Su rol como principal
centro turístico veraniego del país.
-Su rol como cabecera de
una amplia región del sudeste de la provincia de
Buenos Aires.
-La presencia de un
puerto pesquero con un intenso movimiento comercial.
-El desarrollo
inmobiliario y los ciclos de la industria de la construcción.
-La diversidad de una
actividad industrial creciente.
-El desarrollo y la
especialización del comercio.
Recuperando los lugares vacantes e incorporarlos en forma
estratégica como lugares de oportunidad para el desarrollo y/o control del crecimiento
urbano.
La ciudad de Mar del Plata constituye un símbolo para el
país, representa una de las imágenes míticas más importantes de la ciudadanía,
fundamentalmente como ciudad en crecimiento asociada al desarrollo del
turismo masivo y popular.
Se trata de la valoración y el rescate material de sitios y
objetos, pero se trata también de una intervención en lo simbólico, y lo que constituye la
historia de la ciudad, de puerto, de pescadores, de inmigrantes, de familias
aristocráticas, de sus hijos dilectos, de historias mínimas y de historias “máximas” que recogen lo
que sucedió en esa porción del territorio y que queda impregnado en la memoria.
Fuente http://www.mardelplata.gob.ar/documentos/planestrategico/planoperativo2006/documentobasepot.pdf
Tuesday, August 08, 2017
Pesca y puerto en la ciudad de Mar del Plata
Relaciones íntimas
entre una actividad económica transformada y un espacio deteriorado
Yurkievich, Gonzalo Julián(*)
(*)Doctor en Historia. Universidad Nacional de Mar del Plata
leer articulo completo en:
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-43922013000200003
Yurkievich, Gonzalo Julián(*)
(*)Doctor en Historia. Universidad Nacional de Mar del Plata
leer articulo completo en:
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-43922013000200003
La actividad pesquera argentina experimentó durante las
decadas de 1980 y de 1990 profundas transformaciones estructurales. Las mismas
incluyeron una incorporación de nuevas tecnologías, ahorradoras de mano de obra
en tierra y depredadoras del recurso pesquero (barcos congeladores-factoría);
una concentración y centralización de los capitales en manos de un oligopolio
fuertemente ligado a la exportación y al capital extranjero; una
flexibilización de las relaciones laborales y desafiliación de los trabajadores
de sus gremios; y un desplazamiento por parte de la pesca argentina hacia
puertos patagónicos subsidiados para la pesca y para la exportación de
congelados (Yurkievich, G. y Allen, A., 2010; Cóccaro J. et al, 2000; Pradas,
E., 2005). Estos hechos impactaron con fuerza en las estructuras sociales
relacionadas en forma directa e indirecta con la actividad pesquera,
desarrollándose durante los últimos 15 años, repetidos ciclos de conflictividad
social (Nieto, A. y Colombo, G. 2009; Yurkievich, G. 2010). La mudanza
estructural tuvo, a su vez, repercusiones en el espacio y en el medio ambiente
de la zona portuaria de la ciudad de Mar del Plata, en tanto soporte físico de
la industria pesquera. De esta forma, el estado del Barrio Puerto y sus
adyacencias contrasta en la actualidad con la fisonomía y el esplendor
alcanzados en otros tiempos históricos, observándose numerosas propiedades en
venta y en alquiler; calles y veredas rotas; construcciones deterioradas y/o a
medio construir; basurales a cielo abierto; locales vacíos; fábricas detenidas
y derruidas (muchas ocupadas por familias); hacinamiento y precariedad
habitacional en torno a la Villa de Vertiz, ubicada sobre las vías que unían
hasta principios de los años 1980 al puerto con la red nacional; contaminación
atmosferica producida por emisiones gaseosas de la industria harinera;
deterioro de los acuíferos subterráneos relacionado al bombeo clandestino de
una industria altamente consumidora de agua; y contaminación marina relacionada
a descargas de desperdicios orgánicos, sin tratamiento primario, por parte de
las fábricas en pluviales y cloacas.
La sociedad pesquera,
por su parte, se encuentra pauperizada y transformada. El pequeño emprendedor
italiano, que pescaba en sus lanchas y daba trabajo a sus coterráneos, fue
reemplazado por el gran empresario concentrado y por una cuantiosa clase
proletaria que trabaja en condiciones precarias e inestables y que en la
mayoría de los casos no vive en el puerto. Proliferan las apócrifas
cooperativas de trabajo (1), y el derrame que alguna vez existiera, generado
por una organización familiar de las empresas, ha finalizado dando lugar a la
concentración del capital y a la verticalización de los procesos productivos en
firmas oligopólicas, las cuales presentan fastuosas instalaciones que conviven
con pequeñas plantas, cuevas de fileteado y fábricas cerradas.
Villa Vertiz
A lo largo de las vías por las que circulara hasta
principios de los años 1980 el ferrocarril General Roca, que enlazaba el puerto
de Mar del Plata con la red nacional, se extiende desde entonces una
paradigmática villa miseria de varios kilómetros de recorrido y pocos metros de
ancho, la “villa de Vértiz”, una de las más afectadas por la contaminación de
las harineras y la industria del pescado.
El asentamiento se instaló primero en los intersticios de la
trama ferrocarrilera y luego, desafectada tal trazo en el año 1982, ocupó todo
el corredor ferroviario. Desde entonces, en numerosas oportunidades se
consideró la hipótesis de la re-localización del asentamiento para favorecer la
reapertura del ramal; sin embargo esto nunca ocurrió por dos factores: por un
lado, la resistencia de los vecinos al desalojo, y por otro, el reducido
volumen de exportaciones y el exiguo mercado interno de pescado no justifican
tal infraestructura ferroviaria. De esta forma el asentamiento se fue
consolidando y engrosando a través de las últimas décadas.
La Villa Vértiz se extiende entre la Av. Martínez de Hoz y
la ruta 88, en un trayecto de 7 km de extensión y unos 30 metros de ancho. El
trayecto comprendido entre la avenida Edison y la Calle Marcelo T. Alvear de
cerca de 1, 5 km de extensión, representa el sector más densamente poblado y
conflictivo del asentamiento.
Saturday, August 05, 2017
MDQ
PUERTO DE MAR DEL PLATA
El sector Sur es de carácter comercial. Tiene tres espigones denominados, de Norte a Sur, ultramarino (Espigón 3), local (Espigón 1) y de pescadores (Espigón 1) así como una posta de inflamables sobre el lateral interno de la Escollera Sur.
El puerto de Mar del Plata está formado por dos sectores: Sur y Norte.
El sector Sur es de carácter comercial. Tiene tres espigones denominados, de Norte a Sur, ultramarino (Espigón 3), local (Espigón 1) y de pescadores (Espigón 1) así como una posta de inflamables sobre el lateral interno de la Escollera Sur.
El sector norte consiste en un muelle de pasajeros sobre la Escollera Norte, continua con una Base Naval ubicadas en la Dársena F, luego una marina para barcos deportivos protegidas ambas por el Espigón 4. El sector Sur es el denominado como Dársena C. Está limitado por los Espigones 2 y 3, y contiene dos Sitios de atraque sobre el Espigón 3, utilizados para la carga de cereal proveniente de la batería de silos elevadores de la Junta Nacional de Granos.
Puerto de Pescadores Son las instalaciones que comprenden la denominada Banquina de Pescadores y el Espigón 10 (Dársena A) área en la cual desarrollan operaciones las lanchas de pescadores y embarcaciones costeras.
Tiene una longitud total de 727m de muelle, con profundidades entre 6 y 19 pies atravesado por una vía ferroviaria de trocha ancha.
Tiene una longitud total de 727m de muelle, con profundidades entre 6 y 19 pies atravesado por una vía ferroviaria de trocha ancha.
Desde La Banquina parten lanchas costeras, estas se distinguen por su color amarillo, salen a la madrugada y vuelven a las primeras horas de la tarde; se aleja 15 millas de la costa y su tripulación se compone de 5 a 7 tripulantes; se dedican a la pesca de mariscos, besugo, corvina, pejerrey, trilla, anchoíta, etc.
Los barcos de media altura son de color amarillo y rojo, permanecen navegando entre 75 y 100 horas, se alejan de la costa hasta 100 millas y su tripulación es de 8 a 10 personas; pescan besugo, salmón, merluza y bonito. Los barcos de altura poseen su casco de color rojo, permanecen navegando entre una y dos semanas, su millaje es limitado y su tripulación es de 10 a 12 personas; pesca atún, calamar, centolla y merluza. Los barcos de factoría dedicados a la pesca traen el pescado eviscerado y congelado, permanecen en el mar de 30 a 40 días. Tanto la harina de pescado como los aceites de pescado, son utilizados casi exclusivamente para la alimentación de aves y cerdos la primera y para la curtiembre y la fabricación de pinturas industriales los segundos; Recientes investigaciones les atribuyen cualidades tan variadas como asombrosas en su consumo alimenticio por el hombre, y aún con aplicaciones medicinales. La pujanza de esa rama de la industria pesquera local, ofrece en Mar del Plata establecimientos altamente tecnificados, con óptimas condiciones para competir en cantidad y calidad con los mayores productores del mundo. |
Friday, August 04, 2017
EXPO 1° cuatrimestre
LOS INVITAMOS A LA EXPOSICION DE LOS TRABAJOS DEL 1° CUATRIMESTRE DE LA CATEDRA PEDEMONTE. EL LUNES 7 EN EL TALLER 108.
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