Friday, October 02, 2015

RECORRIENDO EL BARRIO

Era media mañana del jueves y nos encontramos en la puerta del supermercado, cuatro docentes y cuatro alumnos. Los alumnos eran los experimentados, ya habían recorrido el barrio un par de veces por su cuenta.
Caminamos los 200 m que separan el super de la plaza de la feria, por el costado de la terminal de micros. Estabamos ansiosos y entusiasmados, todos con muchas ganas de conocer este sector de Buenos Aires, que solo habíamos visto por fotos, algunos videos o desde arriba de la autopista.


Llegamos a la plaza de la feria, no era dia de mercado pero había unos cuantos puestos armados, vendían de todo, remeras, zapatillas, elementos eléctricos, frutas, afeitadoras, bolsas enormes, herramientas, etc. Se abría este gran frente multicolor, con esa extraña forma en medialuna, que en el medio guardaba celosamente una de las tantas canchas de futbol que después también veriamos en el recorrido por el barrio.
Nuestro primer contacto era el dueño de la radio vecinal (por privacidad no pondremos el nombre de ninguna de las personas que conocimos) un señor amabilísimo como todos los que conocimos, que salio a nuestro encuentro y que como él no nos podía acompañar, se paso como media hora llamando por teléfono a distintos referentes para acompañarnos.
Al rato, nos encontramos con quien seria nuestra guía por un par de horas, una señora muy simpatica, delegada de una de las manzanas del barrio Guemes. El barrio esta super organizado, delegadas (casi en su totalidad mujeres) de cada manzana de cada uno de los 8 barrios y por arriba de ellas un par de concejeras, a la que me pidió que llamara para contactarme para otras visitas.
 
Empezamos el recorrido, y primeramente nos quería llevar a la cancha del barrio, con mucho orgullo. En el recorrido, íbamos a darnos cuenta que la perspectiva casi nunca se alarga demasiado, siempre hay recortes, vueltas, ensanchamientos y reducciones. Las casas con sus escaleras caracol cada 4 o 5 metros, por afuera de ellas y las construcciones creciendo y saliendo cada vez un poco mas de la línea que le da origen en su planta baja. Se mezclaban algunas de hace años y otras que o eran nuevas o estaban en construccion, siempre con las cañerías por afuera y con cables eléctricos que hacían madejas y telarañas hacia el cielo. Construciones que en general van de PB y dos pisos, a tres y hasta cuatro niveles para arriba. La escala del espacio publico (la calle) no es muy grande, unos 8 metros, pero que cada tanto se expande y se contrae, no te agobia en ningún momento, se da una escala muy interesante. Quizas lo que uno extraña un poco, es la vegetación, casi una ausencia de arboles, que en muy pocos lugares se iban a ver.




 
En nuestro paso, se estaban haciendo obras de tendido de caños pluviales y de agua. Los pluviales parecían ser un tanto escasos de diámetro, unos 40 cm, pero algo es algo. Las calles, algunas de  adoquinado y algunas con hormigón rodillado, todas con pendiente hacia el centro, donde se encontraban las rejillas de los pluviales. 
Después de unos 300 m llegamos a la cancha. Un gran espacio, con césped sintetico y un alambrado perimetral que en algunos sectores faltaba, es un lugar de referencia en el barrio.
 
 
 
De ahí fuimos hacia el playón, pasamos por una placita muy cuidada, con juegos para niños y levantando la vista ya se veía la autopista.

 
Al rato del recorrido, uno se iba dando cuenta que a cada rato se estaba saludando con la gente que se cruzaba. No tendría que llamarnos la atención pero es para destacar en una ciudad en la cual muchas veces nos encontramos inmersos en nuestras cosas y perdemos el contacto con los vecinos, aca daba la sensación de estar recorriendo algún pueblo del interior donde es mas común sentir estas sensaciones.
 

 
 
Llegamos al bajo autopista y nos pidieron que nos corriéramos un poco porque estaban filmando una escena  de una seria que próximamente saldrá por la televisión publica. Camara, acción y un actor con capucha y buzo manchado con sangre corria por un callejón, mientras los seguía un patrullero de policías, que a los pocos metros se detenia y bajaban los policías corriendo. La delegada que nos acompañaba, con orgullo nos relataba que ayer ella actuo en una de las escenas.
 
Este sector bajo autopista, si bien parecería inhabitable es de una riqueza espacial increíble. La traza de la autopista con sus vigas a unos 9 m de altura doblan hacia un lado y la calle que la atraviesa genera una curva perpendicular a su traza. Esta curva hace que uno no pueda ver lo que se espera del otro lado, solo que la luz nos guía hacia alla. En el medio de este callejon se abre un pasaje super estrecho, en el que parece que hay que ir serpenteando para esquivar las escaleras caracol que se dan a su paso.

 
 
 
Nos cuentan que los alambres que pusieron entre la autopista son porque hace un tiempo un auto se cayo hacia abajo, lo cual es todo un peligro que parece haberse minimizado con este recurso.



 

 
Y llegamos al playón, un gran espacio, el mas grande que vi en el barrio. Algunos autos estacionados y ya se empieza a ver que este es el desemboque de la calle principal con gran cantidad de comercios. En una de las esquinas la panadería "el playón" y al lado la pizeria "sepillo", donde algunos de los chicos degustaron unas ricas empanadas de carne. Nos quedamos un rato recorriendo el playón, llamaba la atención los encuentros con la autopista y la escala de este otro frente, uno de los pocos en los cuales se tenia perspectiva para mirarlo con detenimiento.
 
 
Hacia el fondo se abria el barrio 31 bis, que no íbamos a recorrer en esta ocasión, la calle hacia alla era mas ancha, de unos 20 m entre construcciones y de tierra, se trata de uno de los sectores mas nuevos, de los últimos 10 años.

 


 
Nos dirigimos a la calle principal, por bajo la autopista, hacia un costado una delegación del Anses y una calle que va hacia las vías. Hacia adelante, nuestra calle y a un costado otra canchita (con una columna de la autopista inconclusa) y un galpón que ahora era utilizado como iglesia evangelica.
 
 
 


 
Al entrar nos recibió el pastor, un gran salón de unos 300 o 400 m2 con escenario y gradas como en un pulman. Bajo las gradas, los baños y atrás un saloncito donde estaban preparndo la comida para servirle el almuerzo a unos cuantos chicos del barrio. El pastor, de origen chileno, nos conto que vino hace unos 10 años y hace 8 fundo la iglesia. Y que lleva rescatados a unos 80 chicos de la droga.
Seguimos camino por la calle principal, bastante trafico, autos, motos con carritos y hasta un camión hormigonero nos va esquivando en nuestro andar.
 
Y como todo en este barrio de contrastes, a los 100 m nos encontramos con el santuario dedicado al gauchito gil. Botellas, velas, cigarrillos, fotos, una guitarra, de todo se amontonaba en ese santuario dedicado al santo popular, también a su costado algunas imágenes de san la muerte. Su custodio se ofrece a llevarnos a la vuelta, donde él tiene una construcción´, para poder ir a una terraza. Subimos la escalera caracol de cuatro niveles, a la mitad ya estas medio mareado y rezando para que resista a todos los que íbamos subiendo. Ya en la terraza, se veía un gran panorama, hacia un costado la autopista, hacia el fondo el barrio y mas atrás el puerto. Hacia adelante el barrio y como telon de fondo los grandes edificios de la ciudad formal, tan lejana y cercana a la vez.








 



 
Ya en los últimos tramos de nuestro recorrido por la calle principal, veíamos comercios de todo tipo, peluquerías, bodegones, venta de colchones, ferreterías, etc.
 



 
 
Llegamos nuevamente a donde iniciamos nuestro camino, era el mediodía y los chicos volvían del colegio que esta a un par de cuadras con sus mochilas.
Nos despedimos de nuestra guía y muy contentos, con el gusto de haber conocido otra cara de Buenos Aires, emprendimos la retirada con ganas de volver pronto.
 
Los chicos se quedaron comiendo un rico almuerzo de comida típica.
 
Jorge

1 comment:

Marcelo said...

Se ve MUY rico pero con COCA ?.....noooooooooooooooooooooooooooooooo