Sunday, April 26, 2009

Pensar el territorio como materia arquitectónica

Yo, que soy montañés, sé lo que vale
la amistad de la piedra para el alma.

Leopoldo Lugones



Los Incas fueron sin duda maestros a la hora de trabajar la piedra. Sus trabajos de cantería son conocidos por su finura y por la habilidad con que dominaron este noble material. El trabajo que le dedicaban a la piedra dependía de múltiples factores, pero básicamente, el acabado dependía de cuestiones simbólicas y religiosas. De modo que utilizaban pirca (Piedras más pequeñas, irregulares y sin pulir) en construcciones de menor relevancia (Viviendas, muros de contención, etc.). Para construcciones religiosas reservaban cantería regular perfectamente pulimentada (Templos, palacios y centros ceremoniales) También el tamaño de los bloques tenía que ver con valor simbólico agregado en determinados sectores representativos de los santuarios y construcciones (Saccsayhuaman)


Claro que a lo largo de la historia de la arquitectura han existido múltiples culturas que trabajaron la piedra con similar destreza (Stonehenge, las construcciones colosales de Egipto, solo por citar algunos ejemplos).

Pero lo que realmente resulta original en la cultura Inca fue el trabajo escultórico que realizaron sobre el territorio concretamente. Se conocen numerosos ejemplos de intervenciones realizadas sobre piedras surgentes, afloraciones rocosas dotadas de un significado mítico-religioso que en una primera etapa fueron adoratorios y más tarde fueron intervenidas para resaltar sus rasgos característicos.
En Ollantaytambo, todo el valle está intervenido y la montaña ha sido reducida a un conjunto de volúmenes abstractos.
Primeramente se detectan, se descubren estos elementos. Más tarde operan sobre ellos. El trabajo del hombre hace visible, explicita cualidades latentes, dotándolas de nuevo significado.










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Estructuras transitables modificadas escultoricamente por tallados en forma de escalones y facetados divisorios.El límite entre lo construido y el territorio, entre arquitectura y escultura se desvanece.



Karina Mellace

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