Sunday, September 24, 2006

La arquitectura de la ciudad

En 1966, Aldo Rossi publica La arquitectura de la Ciudad. Esta obra, recoge algunas de sus lecciones y trabajos realizados como profesor en Venecia.

En el centro del discurso rossiano, la experiencia de las ciudades y de la arquitectura histórica. Como hipótesis fundamental, la analogía entre los modos de hacer la arquitectura y la ciudad. Como apriorismo fuera de discusión, la permanencia del modo de operar de la arquitectura en la ciudad, en cualquier lugar y en cualquier época histórica.

Su discurso hace desaparecer toda frontera entre lo histórico y lo moderno igualando todas las experiencias.

El análisis morfológico de la ciudad en sus partes y la identificación de los tipos arquitectónicos con los que se puede operar constituyen el único conocimiento consistente con el que construir la arquitectura y la ciudad.

El lenguaje seco y desnudo de las propuestas rossianas es una llamada a lo esencial, a los conceptos fundamentales de una arquitectura que sólo se explica como parte de la construcción de la ciudad.

La suya es una ciudad que se hace a través de piezas arquitectónicas, entendiendo por tal no sólo los edificios sino los espacios libres, las calles y plazas.

Reorganizar áreas abandonadas, obsoletas o destruidas, recuperando los criterios del diseño urbano y la composición del espacio público de la ciudad histórica. Repensar algunos de estos elementos reincorporándolos a los criterios actuales de producción.

Una segunda área de operaciones urbanas producidas desde las ideas de la arquitectura de la ciudad ha sido, la de las actuaciones en los centros históricos. Estas actuaciones constituyen por una lado una reacción ante los evidentes procesos de destrucción de las áreas históricas de las ciudades en el momento en que su rentabilidad empuja hacia el urban renewal.
En vez de aceptar al destrucción de los antiguos edificios y tejidos urbanos estas políticas para los centros históricos, pretenden mantener el patrimonio edificado y los tejidos urbanos como un bien colectivo irrenunciable frente a la especulación inmobiliaria, manteniendo el carácter mixto de la residencia, comercio, producción y servicios propios de esta áreas históricas.

La convicción de que es tan válida, eficaz y llena de posibilidades para la vida moderna la arquitectura clásica como la actual, guía estas actuaciones en las que, por otra parte, los criterios de la ciudad existente como bien patrimonial significan también una clara conexión entre la idea de la ciudad como arquitectura y la necesidad de conservación, al margen de cualquier consideración de antigüedad o modernidad.

La reconstrucción de Barcelona, tal como Oriol Bohigas tituló el sentido global de las operaciones emprendidas a finales de los setenta, nace del análisis de la ciudad existente y de la convicción de que será desde la arquitectura, más que desde la planificación, como se conseguirá una transformación de la ciudad.

Un conjunto de operaciones puntuales, sobre todo en el espacio público, debe tener la energía expansiva suficiente como para provocar una suerte de constelación de la que surja un cambio cualitativo en la globalidad de la ciudad.

Plazas, calles, paseos, parques y jardines, operaciones de acabado de áreas inconclusas, pequeñas renovaciones, aperturas de vías no realizadas de los trazados históricos: es a todo este cúmulo de actividades estratégicas al que se confía la capacidad de transformación de una ciudad histórica. En cualquier caso lo que subyace a cada una de las operaciones puestas en marcha, no es la utilidad estilística, sino el orden y el equilibrio entre público y privado, peatón y automóvil, verde y construido, tradición y modernidad.


Un ejemplo en el que conviven el pasado y el presente, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, de Álvaro Siza.
Los invito a recorrerlo en este link, vean especialmente la panorámica 1.


http://www.turgalicia.es/sit/ficha_datos.asp?ctre=1261&crec=380&cidi=E#

Karina

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