Encontramos un guión inscripto en el terreno, el cual se ve interrumpido por estos accidentes geográficos llamados ríos de piedras. Es algo que no se encuentra con tanta fuerza en otra parte del mundo como en la Isla Soledad del archipiélago Islas Malvinas.
Es un cauce fluvial formado por piedras de distintos tamaño- desde guijarros hasta grandes bloques, invariablemente entre facetados y angulosos- , debajo se escucha un rumor de agua de un arroyo invisible pero estas piedras no registran movimiento. Como un fósil, permanecen inmóviles.
La esencia morfológica de estos accidentes es la manera en que penetran la superficie terrestre. Nos tomamos de esto para decidir lo tectónico de nuestro proyecto.
Usamos las trincheras para conformar ese espacio que surge y se integra a las piedras, que sirve de refugio, de techo en ese ambiente hostil. A su vez, creemos que son las trincheras el objeto arquitectónico más argentino con presencia en la isla desde entonces, y principalmente el último recuerdo inmóvil- como esas piedras- del terror de la guerra.
Nos importa destacar este recuerdo como lo que acompañó y acompaña a los caídos, los excombatientes y sobre todo, a los que no pudieron vivir con él y se suicidaron en estos 30 años de forma invisible pero real como aquel rumor de agua.
Es el ruido lo constante en la vida de los ex combatientes, es la guerra ese ruido.
Para materializar esta idea nos basamos en dividir el programa en espacios "atrincherados" que se recomponen solo por las visuales de estos desde el cementerio. Conformaran un conjunto los ríos de piedra, ellos, el cementerio y el horizonte marítimo.
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