Como parte de mi trabajo final para la carrera de Especialización en Docencia Universitaria, realicé un trabajo sobre como desarrollábamos la génesis proyectual en nuestra cátedra. Parte de esos textos ya fueron publicados en la Revista
Área 24 -La Esencia-. Ahora comparto con uds. otro tramo de ese trabajo, que consistió en sendas entrevistas a Mario Gonzalez y a Marcelo Pedemonte. Si bien fueron realizadas con mucho tiempo de distancia y en distintos ámbitos, es sorprendente la sintonía que se da en sus respuestas, con distintos modos de encararlas y hasta uno podría decir casi complementarias. Tanto que uno podría intercalar algunas respuestas y pensar que estamos haciendo una charla de a tres. Espero las disfruten tanto, como yo al realizarlas...
Jorge
En el tercer año de mi carrera de arquitecto,
comencé a cursar Arquitectura en la cátedra del Arq. Mario González y a partir
de ahí cambio mi manera de mirar y sentir la arquitectura, ya nada iba a ser
igual en mi formación. Y a partir del año 2006, el Arq. Marcelo Pedemonte se
hace cargo del taller que antes había estado a cargo del Arq. Mario González.
Yo hacía un año que estaba al frente del taller de Arquitectura IV, como
adjunto. El Arq. Pedemonte avanzó en una reconversión pedagógica que hizo
ampliar nuestros horizontes como docentes. Haciéndonos reflexionar y repensar
sobre las estrategias en el cursado de la materia.
Convoco a los que a mi parecer son dos
grandes maestros, que han conducido el taller en los últimos años, dos docentes
memorables, a los que le cedo la palabra…
1 -
Entrevista a Mario González
Nos encontramos en la facultad, en los
primeros días de junio del 2018. Si bien no nos vemos muy seguido, hay una
familiaridad entre nosotros, dada a partir de mucho tiempo compartido en el
ámbito del taller. Nos saludamos, en ese frio día de invierno, por la tarde, y
nos dirigimos a un taller para poder tener una charla franca y amena. Uno
frente al otro, en un ángulo de la mesa, comenzamos la entrevista.
Jorge
Stekar: Mario, Ud. siempre hablaba de la importancia de la mirada
en los grandes maestros de la arquitectura. Y recuerdo en sus charlas
incentivarnos a tener una mirada inquieta y sagaz, como la del puma, para estar
atentos a lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Esa mirada, es el primer
requisito para empezar a generar la arquitectura?
Mario
González: Yo creo que es el primer requisito para ser un hombre
íntegro, lo cual supone tener el primer requisito para el oficio que uno tiene
o el trabajo que uno tiene, porque es la pasión por la realidad que está
exterior nuestro, la que nos pide esa atención y concentración en observarla.
Algún político, buen político decía, nuestra doctrina no sale de los ideales,
sale de los hechos. Entonces el hecho, la observación completa es la que guía
al niño en su aprendizaje, desde que nace. Los ojos de un niño revelan esa
intensidad de lo exterior y cómo responder…estar fuera de sí mismo,
compenetrado con lo que lo rodea. Así que sí, yo creo que es básico.
J.S.:
En
términos arquitectónicos digamos, esa mirada atenta, que como Ud. bien dice
tiene que estar como forma de ser de uno mismo. ¿Viene a entender lo que sucede
en el contexto que lo rodea, y también al mismo tiempo lo que es el propio ser,
la mirada que cada uno va forjando, con sus experiencias, a través del tiempo?
M.G.:
Creo
que sí, yo creo que todo hombre vive los espacios….es propio del hombre como
dice Heidegger del habitar, poéticamente habita el hombre, en el sentido que
todas sus procesiones las lleva, digamos, a las imágenes de sus recorridos
cotidianos, por ejemplo. Y el famoso genius loci romano, estaba referido a la
pertenencia hacia los lugares que revaloriza todo hombre. El que empieza a
interesarse por eso… como cambiarlo, como trabajarlo, como meterse dentro de ello,
es lo que va definiendo al creador arquitectónico. Y que de alguna manera ese
espíritu de hacerse su casa, buscar su casa… es un instinto primario, desde el
cual se parte hasta el absoluto, que es definirse por la vocación de
arquitecto. Es elemental también.
J.S.:
La
manera de iniciar los proyectos en su taller, además de esa mirada, tenían en
la maqueta de entorno una de sus principales herramientas. Esa maqueta, era una
manera de intermediación de la realidad, para operar en cuanto al proyecto, a partir
de la búsqueda y la experimentación, como modo para iniciar la gestación
proyectual de manera intuitiva. En esos tiempos en la facultad, y aun hoy, la
idea predominante de trabajo era la idea de partido. ¿Cómo se le ocurrió y
porque privilegiaba esa manera de trabajar a partir de la intuición?
M.G.:
Viene
de nuestros maestros, nosotros éramos un grupo, de las casas blancas, donde la
observación era fundamental. Pero también es el apego a esa curiosidad que uno
tiene, especialmente si uno viene de afuera, como yo, de Mendoza, para ver…esa
observación del todo. El todo es fundamental para las partes, y como nosotros
venimos de la enseñanza enciclopédica, que consiste en la experiencia clasificattio, en vez de lo esencial, de
la a hasta la z. Esa diversidad que yo diría que las Universidades se tendrían
que llamar Diversidad de Bs. As, Diversidad de Córdoba, etc. Naturalmente al
ser el taller más masivo, como el que tuvimos que tomar nosotros, nos vimos
obligados a tener el objeto especulativo (porque es un espejo). Nosotros vemos
la realidad a través de un espejo. Podemos usar todos los sentidos para
entender esa realidad, pero siempre aparece el especulo, que está tomado para
las ciencias más exactas, o por lo menos para las ciencias discursivas…Pero… ¿la
creación es ciencia? Toma ciencia, pero es ver un todo…, entonces facilitar esa
fijación del objeto de estudio en una maqueta totalizadora, implicaba para
nosotros en tener por lo menos un mini todo, que permitiera que el muchacho
entendiera incluso, como nace de ese todo, cualquier particularidad.
J.S.:
¿Pero
siempre ese trabajar con el todo, era con mucha carga de intuición, no?
M.G.:
Por
supuesto. Yo creo que la mayor parte del pensamiento del hombre, incluso cuando
está asignado a una investigación, es intuitiva. El mecanicismo supuesto de
nuestro razonamiento no existe, siempre son saltos que uno no mide los
tiempos…hay momentos exiguos en tiempo que tienen una densidad de pensamiento
que nos asombra, eso es intuición. Aunque estemos obligados a generar el
discurso de esa intuición. Pero hasta Descartes mismo, reconoce que la razón
puede ser deductiva o intuitiva, en cambio, siempre existe el desprecio por lo
no formulable, en termino de fórmulas demostrables…
Por ejemplo, la arquitectura moderna nace en
contra de la ciudad antigua, entonces genera los objetos sueltos…y ahora en la
facultad casi todos los talleres hacen los objetos sueltos. Y resulta que una
de las cosas que más hablo Le Corbusier cuando le encargaron la casa de La
Plata, la casa Couruchet, a manera de anécdota, que se reunía con la hermana,
que estudiaba en Paris. Se reunían allá y lo primero que le preguntaba era si
tenía medianeras, porque era algo que le había llamado la atención y en
realidad ese proyecto es un culto a la medianera, de la manera más profunda en
cuanto a percepción del espacio, como tejido que penetra por toda esa abertura
que tiene del parque. Y no es nada más que el balconcito, que lindo el
lenguaje, lo que sale, los parasoles, la columna redonda, esos son los
instrumentos que se van puliendo y purificando para llegar a todo un ideal de
espacialidad continua... en su materialidad también, sus límites. Salir de la
enseñanza académica enciclopedista que todavía está, principalmente en el
secundario, es fundamental. Y creo que otro problema de la facultad es que muy
pocas cátedras van hacia un entorno concreto, siempre son en términos de
lugares amplios donde se inserta un objeto en sí mismo.
J.S.: A partir de esa
experimentación, que hablamos antes, de la experimentación a partir de la
maqueta, de la volumetría. Siempre se dio el mote de formalista a la catedra, en que la forma precede a la función.
Bastante distinto al paradigma de esa época, donde la función reglaba la forma,
¿no?
M.G.:
Creo
que eso era una falta de análisis de los funcionalistas. ¿Quién puso el nombre
de funcionalismo?, ninguno de los maestros, que yo sepa… hablaban de la
función, pero los ismos, que empezaron a ser por los estudiosos de arquitectura,
los abstractos… (con voz irónica) empezaron a crear títulos que son ridículos.
Lo que podemos decir es que el ejercicio de adiestramiento para la creación nos
obliga a diversificar, a buscar elementos más expresivos para determinados
tipos de captaciones….pero la forma es el componente integrador de todos los
otros términos…materialidad, función, espacialidad. La forma es el constitutivo
de la materia, ya lo dijeron los antiguos… y a través de la fenomenología, la
influencia de Heidegger y Nietzsche en su simbolismo complejo, en el
pensamiento posmoderno, ha demostrado que ha sido fundamental eso. Y se va
perdiendo porque existe esa cultura de la clasificación como ordenamiento para
poder actuar. La acción siempre exige un meterse en circunstancias distintas,
adversas y controlar el todo, mediante una forma de ver. Yo diría que lo
importante es la forma, hasta en el ver, todo tiene su forma…
J.S.:
Hace
unos cuantos años que Ud. se dedica a ser veedor de los jurys. Al ver distintas
cátedras que se muestran en esos jurys, se pone en evidencia distintas
modalidades y hasta ideologías, en la concreción arquitectónica. ¿Ud. cree que esa concreción
arquitectónica ya viene dada por una manera distintiva en la gestación de la
arquitectura? Esa manera de trabajo un tanto esquemática, ¿Ud. cree que ya
viene dada desde la gestación?
M.G.:
En
una pregunta anterior, mencionaste la idea de partido. El partido, nosotros lo
dejamos totalmente de lado, en realidad el partido viene de la Academia de
Bellas Artes. Vos hacías un partido, lo ordenabas en base a los espacios de
uso, bien o mal relacionados y después le dabas el estilo que querías…te decían
que era preferible hacer este o el otro y quedo, quedo…y creo una especie de
limite en la gestación, como etapa demasiado coercitiva, que pedía después, al
ir acercándose a la realidad más absoluta del proyecto, cambios sustanciales,
porque el partido, no daba para eso. Lo cierto es que en los jurys, que sigo
considerando a los talleres verticales como fundamentales, hay un problema de
falta de teoría profunda en las cátedras, para ordenar en pasos graduales, los
criterios con los que el arquitecto se va formando. Por eso llega a ser
contradictorio, en que a veces son mejores los trabajos de los jurys de A3, que
los de Proyecto Arquitectónico. Ya el alumno entra en un cansancio cuando la
gestación no es extraída de sí mismo, sino que es demasiado dada, inventada y
se termina lo pasional, que es fundamental. Pasión, que vos te entregas todo a
algo y obligaría a una teorización más profunda. Yo aprendí de Atilio Gallo que
fue capo de Estructuras 4, decía no hay cosa más práctica que una buena teoría.
Se refería a que por más fórmulas que haya, había que acomodarla a cierta
realidad.
J.S.:
Teoría,
no como copia de un referente. Sino como el entendimiento profundo de esa
arquitectura, para poder avanzar, ¿no?
M.G.:
Vos
teorizas a posteriori del hacer, ahí vas compenetrándote con la teorización. En
realidad hay distintas interpretaciones, pero... Platón habla del teatro, lo
contemplativo de una acción, sacas tus deducciones para vos mismo, que es la
idea de teatralización, lo más expresivo, que es el especulum, que es nuestra
vida. Que requiere de ver pasiones y sentimientos de otros para interpretarlas
hacia uno. Lo mismo pasaría con la arquitectura, es un momento de contemplación
que siempre existe…uno se aleja, y en ese momento de contemplación hay una
reflexión teórica. Esa idea de la contemplación es buscar, como busca los
vestigios en la selva un felino, de lo que quiere cazar. Lo que pasa es que
ellos tienen muy claro lo que quieren cazar (risas), entonces van encontrando
los caminos y las situaciones atentos, porque tienen los fines claros. Yo diría
que en la formación sería deseable que los fines estén cada vez más claros, aunque
tengan que cambiar de modos. Pero para mí es fundamental la intuición, es el
sentimiento intelectivo más común al hombre.
J.S.:
Todo
esto que está planteando…desde la pasión, la mirada, entender lo contextual.
Todo esto lleva a un hecho complejo. Planteo esto en diferenciación a lo que
muchas veces se ve en la facultad sobre lo que menos es más, y a veces uno
tendría que poder deducir por los tiempos que corren, que más es más…
M.G.:
Si,
mas es más. Quizás en lugar de la palabra menos, yo te diría, elegir lo mínimo
después de la reflexión, seleccionar, sintetizar e integrar como se debe hacer.
Personalmente creo que eso se da en las obras, en la experiencia con la obra.
La simulación que da un proyecto de la facultad, nunca llega a completar toda
la complejidad del problema de la obra concreta. Por otro lado la complejidad,
es evidente apenas uno sale a la calle, es parte de nuestro tiempo. Los
sentidos tienen que estar en una apertura constante, porque si no, no alimentan
una memoria, que es ancestral.
J.S.:
Muchas
gracias Mario.
M.G.:
No,
al contrario. Recuerdo mucho de vos…
2 - Entrevista
a Marcelo Pedemonte
En una fresca noche de febrero de 2019, en el
estudio del Arq. Marcelo Pedemonte en San Fernando, antes de una reunión de
cátedra. Sentados frente a frente, comenzamos la entrevista.
Jorge
Stekar: Cada vez los estudiantes van cambiando de una cátedra a
otra, como una forma de ir buscando nuevas maneras de ver la arquitectura.
¿Cómo ves esta situación en la facultad y en nuestra cátedra en particular?
Marcelo
Pedemonte: Por lo pronto estoy totalmente de acuerdo,
con que cada alumno sea arquitecto de su propia carrera. Me parece que esa
selección, en algún momento pudo haber sido interesada, en el sentido de la
comodidad del cursado o en el facilismo, en el sentido de esquivar cátedras más
difíciles. Pero hace ya un tiempo, que los alumnos tienen conciencia que vienen
a la facultad a aprender y eligen en consecuencia. La mayoría hace una elección
crítica y reflexiva, y elige a medida que va avanzando. Se atreve a aceptar
retos y desafíos, principalmente hacia el final de su carrera. Creo que esa es
una de las razones por las cuales, en nuestro caso, tenemos un grupo muy
nutrido en A4 y A5. En 4, uno podría decir, no está sometido al jury, es una
experiencia que los estudiantes se animan a hacer, es “con menos riesgo”,
exploran sin tanto riesgo…, pero en 5 también lo hacen…, está el tema de la
exploración, pero necesariamente tienen que llegar a la concreción, por el tema
del jury, ¿no?
Así que en este sentido, creo que hay un plus
respecto a aquel alumno, por ejemplo de mi camada. El estudiante trata de tener
una visión más completa, más compleja, más abarcante, desde distintos ángulos
de la arquitectura. En mi época vos elegías cátedra por alguna recomendación,
porque alguien te había dicho, no tenías una noción clara de porque estabas
ahí, pero si te cambiabas era visto como una infidelidad. Recuerdo cuando me
cambie de A3 a A4, de Julio Grossman a Scarone y nos cruzamos en el ascensor
con Julio y nos dijo… ¡Me abandonaron..!, (risas) lo sentía como una
infidelidad…
Así que lo veo muy bien, es algo muy
interesante que cada alumno vaya eligiendo y seleccionando distintas maneras de
ver la arquitectura, como un acto más crítico, más reflexivo, avanzando en su
carrera.
J.S.: Las
maneras que encaramos en la gestación proyectual, dejando de lado la idea de
partido y yendo hacia algo más experimental y holístico, nos conducen a
producir hechos complejos. Al mismo tiempo en la facultad se plantea
constantemente el “menos es más”. Quisiera una reflexión tuya sobre este tema.
M.P.:
Creo que se puede encarar la respuesta desde dos flancos. Primero desde el
menos es más, que en si es muy atractivo, estamos en una época minimalista,
todo lo que parece abundar, según el minimalismo, daña. Yo creo que la clave
está en entender la diferencia que hay entre austeridad y pobreza. Menos es
más, puede ser un maravilloso ejemplo que apunta a la austeridad de recursos, a
la utilización y conocimiento pleno de dos o tres materiales, por ejemplo, y
con eso hago una gran obra.., en vez de cargarlo de ornatos, excesos de
decoraciones…en eso estoy muy de acuerdo, pero también por otro lado, por otro
flanco, se puede interpretar el “menos es más”, “less is more” pero “less is a
bore” menos es aburrido, cuando en realidad es carencia de imaginación. Por
supuesto depende del proyectista, del arquitecto, que menos sea realmente más y
que menos no sea aburrido, que “lees” sea “more” y no sea “bore”. En ese
sentido nuestra manera de encarar los ejercicios proyectuales desde un campo
creativo y experimental, deslindado de aquel tradicional bastión de la
metodología que es la toma de partido, que a mi parecer casi aborta desde sus
inicios estos recursos…, hay dos o tres partidos posibles, elijo alguno de
ellos y lo desarrollo. En ese sentido creo que esta metodología ha hecho mucho
daño a la enseñanza de la arquitectura. La filosofía de la toma de partido ha
hecho que muchos proyectos nazcan “partidos”, no nazcan enteros e integrales.
Justamente una de las condiciones que nosotros buscamos en la exploración de
los alumnos, es que el inicio, la gestación sea lo más entera y abarcante
posible, y por lo tanto, porque no decirlo, lo más compleja posible, porque en
realidad hay que dudar de aquel que diseña y dice esto es muy fácil, hay que
dudar de ello. La arquitectura no es fácil, es compleja y creo que la toma de
partido es a costa de simplificar variables. Descartas una seria de variables,
entonces la cosa se simplifica, pero se reduce en riqueza. En ese sentido el
libro de Venturi, Complejidad y Contradicción en la Arquitectura, lo leí desde
que era alumno y me impacto mucho….
J.S.: Es
como que la síntesis tiene que venir después, no desde el principio…
M.P.: No
hay síntesis si no hay elaboración previa, vos no podes sintetizar lo que no
reflexionaste, trabajaste, pensaste e imaginaste. Claro, hay que reconocer que
como la síntesis llega después de un trabajo de exploración, para muchas
maneras de enseñar arquitectura, principalmente cuando son masivas, puede ser
un poco… digamos atemorizante, dejar que todos imaginen distintas maneras de
encarar el trabajo…
J.S.:
Claro, implica un riesgo
M.P.:
implica un riesgo también para el docente, para la enseñanza. Porque el riesgo
no es solamente del alumno. Es más fácil como docente saber cuáles son los dos
o tres caminos, el puerto al cual llegar…que vayas encarrilando a cada alumno
por el camino correspondiente según tu saber entender…, en realidad esto es un
gran riesgo para los docentes… y en eso juega un rol muy importante el trabajo
de los docentes que tenemos…, de los ayudantes…una especie de paciencia
infinita para escuchar y descifrar los argumentos de los alumnos. En
arquitectura 4, que es el nivel que vos lideras, es el nivel donde esto se
verifica plenamente…, no solamente porque sea un nivel liberado del jury, que
es una condición favorable, sino también porque es una cuestión en la que crees
profundamente y sabes esperar… hay que tener paciencia y no asustarse, para que
los proyectos puedan madurar, permitiendo que el alumno explore. En esto, como
dije antes, es muy importante tener un grupo docente homogéneo, con diversidad
de miradas, pero homogéneo en su pensamiento. Creo que esto se logra con el
tiempo, con los años…, es algo que se ha ido macerando. Es algo que uno lo
tiene en la cátedra como algo adquirido naturalmente, pero no. Es en base a
mucho trabajo.
A fin de año, subí al Facebook unos cuantos
trabajos de diversos niveles, plantas, cortes, imágenes, sin especificar
demasiado de que nivel eran, y es notable lo que impactaron algunas imágenes de
arquitectura 4…género mucha atracción, es un signo…
J.S.:
También es porque el estudiante ya adquiere cierta madurez, ¿no?
M.P.: Si,
sin dudas. Los que observan ese trabajo, dicen “mira a lo que llegó este
explorador”…
J.S.:
También juega un poco, lo que charlamos anteriormente. Los estudiantes van
pasando de una cátedra a otra durante su cursada, distintas miradas… entonces
llega como un momento de decantación, de madurez, de encontrar su propia mirada
y entonces esto de trabajar desde lo experimental, desde otro lado, es como que
lo pueden aprovechar mejor.
M.P.: Si,
yo creo que eso es interesantísimo. Porque uno podría decir que pena que los
alumnos no lleguen verticales desde la cátedra, sin embargo yo creo que hay una
especie de síntesis cinética que se produce, que ayuda a una mirada más amplia.
Hay muchos saberes que se adquieren de diferentes formas, que coadyuvan a un
momento en que el alumno decide soltarse. Muchas veces esos trabajos destacados
que decimos, vienen de estudiantes que han realizado esa experiencia
J.S.:
Construcción de la mirada, reinterpretar el contexto, trabajar desde lo
poético. ¿Cómo ayuda esto al desarrollo de esa arquitectura experimental?
M.P.: La
construcción de la mirada…podríamos decir, la construcción de la mirada será
contextual, o no será. La condición del contexto es una condición sine qua nom
para que la mirada sea certera, sea profunda, sea sensible. Debe ser una mirada
que está arraigada a un momento, a una cultura, a un lugar, a un ciclo, esa es
la mirada que se ejercita, que tratamos que los estudiantes vayan adquiriendo
de a poco. Creo que la mirada se nutre de diversas variables donde el contexto
es fundamental. Intentamos romper con la idea tradicional académica donde se
mira desde un faro a la comunidad que está por debajo, es momento de atreverse
a mirar desde otro lugar, una mirada mucho más comprometida, compleja,
aceptando que hay una transferencia potente desde la universidad a la comunidad
y viceversa. Deja entonces de ser la universidad el faro que ilumina, para ser
la mirada universitaria la que se complementa con lo comunitario y colectivo y
donde se iluminan mutuamente, nutriéndose ambos.
Esto es algo que fuimos construyendo con el
tiempo. El trabajo de Uds. en el barrio 31, fue una experiencia muy
enriquecedora. De comprensión de los social, de un tejido totalmente diferente
a lo usual, una densidad atípica, una condición laberíntica inusual. También un
entendimiento de una condición plural y una riqueza vital, al entender la
diversidad que se da a pocos metros de la gran ciudad tradicional. El haber
planteado un ejercicio que en realidad era como una contra propuesta al
concurso que se hizo del Ministerio de Educación, es la diferencia entre
imponer algo que es foráneo a esa cultura y la aplana, con algo que se arraiga
reconociendo tanta riqueza, tanta diversidad que hay en el barrio 31
entendiéndolo profundamente.
J.S.: Es
la idea de reconocer el contexto lo más fielmente posible…
M.P.:
Exactamente, la primera fidelidad es reconocer la condición cultural del
contexto
J.S.: El
trabajar desde la intuición y la reflexión del contexto, desde la construcción
de la mirada
M.P.: Lo
primero que hay que aclarar es que no deberíamos confundir intuición con
instinto animal. Muchas veces se plantea que la intuición es un subproducto de
la razón, todo aquello que es intuitivo muchas veces se lo desvaloriza y se
cree que tiene menos riqueza que lo que es racional. Yo entiendo que cuando
hablamos de intuición, estamos hablando de algo más complejo…
J.S.: Una
inteligencia emocional…
M.P.:
Exactamente, una inteligencia emocional entera, donde entra en juego la razón,
pero de manera inconsciente, no como mandato. Es un campo que muchos maestros
de la psicología estudiaron con mucha intensidad, cuando se habla de la
intuición, de los sueños, de la imaginación… no están diciendo que no existe la
razón. Están diciendo que está en el mundo del subconsciente, la razón está,
pero vos no la manejas conscientemente…Encorsetarse en la razón es una manera
de pretender vanamente no equivocarse nunca y considero que es la manera más
segura de equivocarse… (risas) creo que por ahí pasa la cuestión. Hablar en
términos de intuición y de exploración en una Universidad como la nuestra es un
poco loco, ¿no? Es como que el mandato dice que tenés que ser concreto,
pragmático…y no me parece que deba ser así.
J.S.: Por
último, siempre nos planteas el tema de repensarnos, replantearnos desde la
docencia. Te pido una reflexión sobre este tema.
M.P.:
Puede parecer un poco banal el decir, hay que reinventarse todo el tiempo, se
escucha mucho decir eso y lo que se escucha mucho es banalizado. En realidad
podemos pensarlo de otra manera, se trata de no ceder a eternizarse en aquello
que algunas veces creemos que nos da buen resultado… el seguir siempre con lo
mismo. En un marco exploratorio como es el nuestro, si seguís siempre con lo
mismo se pierde la condición virginal… y si en la experiencia se pierde la
condición virginal, por lo menos para el docente (supongamos que para el alumno
no) hay una especie de agotamiento en la psique docente del grupo. Ya tenés
conocimiento de lo que vendrá. Se pierde la adrenalina pedagógica que genera el
abismo de decir… ¿a dónde vamos exactamente? Así que creo que en ese sentido
estamos hablando, no de reinventarse, sino de ir modificando el camino
continuamente, de no hacerlo totalmente habitual…dentro de ciertas pautas, por
supuesto. Donde la exploración es el baluarte, donde la verdad se adquiere
después de una legitima reflexión, donde nos permitimos darnos un tiempo para
encontrar la madurez de la idea, donde debemos ser pacientes ante propuestas de
los estudiantes que se podrían ver como irrealizables, todo eso es nuestro
bagaje, todo eso no lo perdemos, está en nuestro ADN. Sin embargo, creo que no
se debe repetir siempre lo mismo. Esto no quiere decir modificar lo esencial,
se trata de modificar todas aquellas situaciones procedimentales de modo tal
que nos permitan seguir generando un bagaje de conocimiento. Por ejemplo, en
arquitectura 3, durante unos cuantos años trabajamos a la vera del rio, se
ensayó en lo fluvial, pero no nos repetimos. Se trabajó explorando sobre el
tema del límite, del borde, del eterno fluido, de manera de ir generando un
conocimiento amplio de esas temáticas, y aunque trabajes siempre con el rio,
vas a hacer una experiencia diferente descubriendo siempre cosas nuevas.
Después de un tiempo vas a tener un bagaje cultural, en cuanto hace al margen
ribereño, muy importante e interesante. Es muy sutil este tema, uno se da
cuenta cuando los cursos empiezan a repetirse y se van anquilosando, perdiendo
esas expectativas de generar algo nuevo.
J.S.: Y
esto da una nueva energía, no solo a los estudiantes que los ven por primera
vez, sino a los docentes…
M.P.: Si,
a los docentes fundamentalmente. Por ejemplo, me llamo mucho la atención…en las
antípodas… cuando estaba de Decano en la Universidad de Congreso en Mendoza,
había dos cursos, arquitectura 2 y 3, que todos los años hacían el mismo
ejercicio en el mismo emplazamiento, el mismo tema en el mismo lugar. Entonces
yo decía… o estos docentes son unos fenómenos y logran reformularse o en
realidad están repitiendo la experiencia por comodidad. En realidad estaban
repitiendo la experiencia con el agravante que como los alumnos sabían que esto
sucedía, ellos tomaban los trabajos previos como referentes y de alguna manera
se iban repitiendo y copiando… se empezaba con mucho camino hecho, como me dijo
uno de los docentes, con mucho camino ganado. Le dije, no, mucho camino
perdido… (risas)
J.S.:
Gracias, Marcelo