Cinética urbana
Gente en la ciudad, miles de almas circulando, de un lado a otro, de un lado a otro…
¿Qué sería de estas calles si nuestra estela no fuera tan efímera? Si hiciéramos materia de nuestro caminar, materia conceptual de pasos..?
La ciudad sería un denso basamento de todos, idas y vueltas, breves transacciones y fugaces encuentros que se desmaterializarían hacia el cielo, hacia donde subir es privilegio de pocos.
Lo paradójico o contradictorio es que esta masa conceptual es en realidad vacío, espacio habitable que cala lo construido.
Gente en la ciudad, miles de almas circulando, de un lado a otro, de un lado a otro…
¿Qué sería de estas calles si nuestra estela no fuera tan efímera? Si hiciéramos materia de nuestro caminar, materia conceptual de pasos..?
La ciudad sería un denso basamento de todos, idas y vueltas, breves transacciones y fugaces encuentros que se desmaterializarían hacia el cielo, hacia donde subir es privilegio de pocos.
Lo paradójico o contradictorio es que esta masa conceptual es en realidad vacío, espacio habitable que cala lo construido.
A partir de éste juego dual de sustracción, de pensar el todo como lleno vaciado con la cinética urbana como gubia, comenzamos a mirar nuestra Buenos Aires con un filtro, a imaginar cómo se cala a partir del movimiento que generan sus nodos, de cómo se tensa la Avenida de Mayo del Congreso a la Casa Rosada, o la Diagonal Norte de Tribunales a la Plaza Cívica, y de ésta a la nueva Ciudad Judicial que tensará Diagonal Sur. Y 9 De Julio, cómo olvidarla, emblema tensado por la ciudad, de Norte a Sur.
A la vez imaginamos cómo es la vida en los edificios que contienen y conforman las calles y avenidas, con gente que sube y baja, entra y sale o permanece parte de su vida en estanqueidad entre esos muros…
Por otro lado, si olvidamos por un momento esta “estela conceptual del movimiento” y pensamos en lo construido, podemos observar desde una mirada realista que los edificios también se desmaterializan desde el basamento; pero si contamos el todo como lleno calado, el nivel peatonal se disgrega desde sí hacia los túneles subterráneos y hacia las cornisas de los viejos edificios, dejando una gran masa que reconstituye la cuadrícula de la vieja ciudad indiana con sus jirones de aspiraciones Haussmanianas.
Con el vacío como emblema y silente voz de la libertad y de lo público, nos lanzamos al lírico abismo de hacer arquitectura cívica.