Construir en el
centro de la Ciudad de Buenos Aires, capital de la República
Argentina, implica no solo una respuesta coherente a su entorno,
escala, circulaciones, accesos y menesteres de la arquitectura
pública. Implica la interpretación de más de 400 años de
historia, contemplar la sucesión de hechos para que el edificio sea
una respuesta natural, y continua de lo que la sociedad argentina es
y así mismo representa.
En el centro
convergen un abanico de estilos, épocas, diseño, ideologías,
formas, maneras y usos. Estos se pisan, se molestan, discuten y
conviven dando forma a través de un caos irreverente a un nuevo tipo
de ciudad; Buenos aires, el caos otra forma de orden. Pocos lugares
en el mundo tienen representados con tan buenos exponentes edificios
del modernismo y del eclepticismo tardío, del colonialismo y la
contemporaneidad de puerto madero. Sin embargo Buenos Aires los
ampara, los enfrentas, les permite discutir.
¿Cuál será
entonces el genoma de esta ciudad? ¿Qué le permite tener tantas
identidades y fusionarlas bajo un solo nombre?
Atomizar el edificio
en partes tan pequeñas que pierdan su escala natural, comprender sus
partes por la morfología, resignificarlas por sus usos y entonces
reorganizar todo. Construcción y descontrucción, de lo particular a
lo general.
No comments:
Post a Comment