El proyecto del Caminito del Rey (en varios aspectos se
emparenta conceptualmente con el proyecto que estamos desarrollando en el
curso) plantea en su desarrollo y en su memoria algunas preguntas
que podrían guiarnos en esta etapa:
“ El lugar presenta especial interés para una reflexión sobre la intervención humana en la naturaleza, y sobre cómo se manifiesta la huella de lo humano, en un espacio que mantiene el carácter indómito de la naturaleza primigenia, que es su principal atractivo”
¿Cómo vincularnos con la dimensión y la escala de la montaña, del mar, del cielo o del acantilado?
“El nudo conceptual a resolver: ¿cómo intervenir en un lugar de características tan extraordinarias donde la voluntad del hombre se manifiesta como ausencia?”
El proyecto se convierte en una manera de mirar.
“El camino adquiere una personalidad propia que le permite distanciarse como objeto, como instrumento de una medición poética de la montaña y la naturaleza tectónica, de forma que, más que algo que nos permite estar allí, se convierte en algo que es de allí”
El camino se acopla y mide una línea horizontal de la montaña en un intento por comprenderla, como si fuera un enorme instrumento que, sin llegar a tocarla, reproduce sus movimientos.
Su papel es el de devolver el sentido de las relaciones del hombre con la naturaleza.
¿Cuál es la relación entre naturaleza y proyecto?
¿Cómo permitir el disfrute de este espacio y
el aprecio de las relaciones que en él se producen?
¿Cómo disfrutar de una
relación con un espacio natural de especial significación y atractivo?
¿Cómo intervenir en un lugar en el que nadie
lo ha hecho antes?
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