Agarrase al lugar, formar parte. Excavar, llegar profundo.
Con las manos, con las uñas penetrar la tierra.
Buscamos una serie de elementos propios de Mendoza, que nos
hicieron sentir que no solo pertenecían al lugar, sino que se adueñaban de
él.
Desde las placas tectónicas, donde se originan en su
comienzo las modificaciones del suelo. Las raíces de la vid, que recorren la
tierra esparciéndose
y creciendo dentro de ella. El armadillo, pequeño mamífero,
que con su capacidad de correr velozmente de su presa, y con sus uñas filosas
realiza los pozos donde se esconde y donde se afirma para que no lo puedan
agarrar.
Y por último, y no menos importante, el hombre...su mano.
Con la que utilizando estos elementos de la naturaleza le va dando forma, y va
modificando para poder construir y modificar el lugar.
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