“Pensamos que la identidad de una persona
necesita el soporte de un sentido del territorio” Alison & Peter Smithson.
“The Shift”.
Parece necesario volver a fijar la atención sobre
la identidad, sobre todo si está referida a un sentido del territorio. La identidad adquiere aquí un signo opuesto a
aquel que sugiere un sentido simétrico –lo idéntico/identificado- para referir
a la marca de lo individual (lo singular). Hay un motivo por el que este
enfoque nos parece pertinente para analizar la noción de equilibrio: esa marca
de lo individual supone una determinación, una localización específica, capaz
de anclar un sujeto al sitio a través de “un sentido del territorio”. Hablamos de
definir un campo, de adquirir una cualidad específica dentro del cada vez más
asfixiante efecto de la indiferencia universal.
Al mismo tiempo, esa localización se lleva
adelante mediante la desnuda irrupción del sitio (“una pieza de territorio sin
tocar”) que conserva -y supera- la marca
de lo universal.
Una pieza de territorio sin tocar que viene a
desbordar el campo de trabajo, pero abriendo una brecha en el interior de la
obra. No es una difusión de límites referida al tamaño o al carácter del borde,
es una intrusión que trae lo inmenso –inmensurable- a su interior.
El territorio sin tocar es expansivo, está
cargado de cualidad, excede a la intervención arquitectónica y la vuelve
territorial. El desborde en el campo de
la acción recuerda a los volcanes, los geysers, los manantiales, es decir todos
aquellos momentos en que lo local –una determinada porción de territorio-
reconoce la aparición de lo global, la abrupta develación de una muda red de
relaciones subterráneas, de dimensiones indeterminadas, que enlazan
insospechadamente a diferentes puntos del planeta.
Sin embargo, toda la naturalidad presente en la figura del Territorio sin tocar no es menos artificial –en cuanto construcción, proyecto, representación- que la de aquello que parece tener status de obra de arquitectura.
Sin embargo, toda la naturalidad presente en la figura del Territorio sin tocar no es menos artificial –en cuanto construcción, proyecto, representación- que la de aquello que parece tener status de obra de arquitectura.
1 comment:
El territorio es arquitectura.
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