Empezamos
a relevar el terreno desde un panorama más general, analizando la trama urbana,
los accesos y vías que llegan al lugar, la escala que toman los distintos
elementos y situaciones particulares de la isla, las distintas visuales y
realidades que se puede observar.
La
trama urbana marcada por una cuadrícula se va dispersando y desordenando a
medida que llega al río. Esta ruptura del trazado ortogonal genera la sensación
de discontinuidad, como si este sector no perteneciera a la ciudad. La idea de
desprenderse del tejido urbano puede verificarse por la diferencia de escala y
la falta de accesibilidad de la isla, las calles sin nombre, las cuadras no
delimitadas, la disconformidad de usos y
usuarios del sitio en relación a Buenos Aires. Además, a partir del trazado de
los transportes públicos de Buenos Aires, notamos que estos no ultrapasan a los
puentes, convirtiéndose en un límite demás que impide la continuidad de la
ciudad.
Sin
embargo, la isla se ubica en una posición muy privilegiada de Buenos Aires, y
encuentra maneras de articularse con todos estos contradictorios sectores de la
ciudad que lo rodean. El río, la autopista, el cordón de embarcaciones en el
perímetro de la costa materializan las conexiones. Es posible tener una visual
de un ángulo de 360º, percibiendo distintos tipos de recortes, situaciones y
paisajes. Esta particularidad demuestra tanto la lejanía con el resto de la
ciudad, como lo abierto y llano que es
el terreno. Pese a que la horizontalidad predomine constantemente en la mirada,
hay algunos elementos que marcan la verticalidad de la isla: los nuevos y
modernos edificios de Puerto Madero, las chimeneas de las fábricas ahí
existentes,
las máquinas de la actividad portuaria, las embarcaciones y navíos anclados en la cuesta.
las máquinas de la actividad portuaria, las embarcaciones y navíos anclados en la cuesta.
Otra
focalización más particular que hicimos hacia la isla Demarchi destaca la
relación del territorio con sus usos, usuarios y elementos. Cada pieza de la
isla hace parte de una estructura dependiente, fundamentales para el
funcionamiento del lugar y para identificar su esencia; como si fuera un
continuo sistema de engranaje, trabajando para el mantenimiento de la máquina.
Este concepto es el que pretendemos trasladar a nuestro entendimiento urbano
del lugar, donde las funciones se verifican en sí mismas pero a su vez, se
potencian en un gran sistema común. Cada decisión influye y se interrelaciona
con la siguiente estableciendo una articulación que pone en evidencia el
“funcionamiento” del espacio.
Al
entendimiento trabajado, incorporamos
además las ideas que surgen a partir de imaginar las características de un
“polo audivisual”. En referencia a ellas, lorgramos distinguir las distinciones
propias de cada una de las actividades que pueden tener lugar en el polo
(radio, tv, teatro, cine, todas ellas enmarcadas en diferentes tiempos de
trabajo), pero que al mismo tiempo comparten un espacio fisíco que genera la
necesidad que funcionen en conjunto. De esta manera, tanto las distintas
actividades, como las distintas etapas de un proceso audiovisual (dentro de las
cuales distinguimos; Producción, edición, distribución) comienzan encontrar
fuelles que por un lado permiten que funcionen de manera autónoma pero que
lograr articularlos cunado es necesario.
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