Como fondo la densidad vegetal: un espacio cerrado, con porosidad inmensa, como para dejar pasar un mono, otro árbol, varios insectos, una serpiente o un loro.
“ Naturalmente desafiamos a la naturaleza”. Construir en la selva es: aceptar el principio de crecimiento continuo, la presencia de lo imprevisto. Poder sumar el habitar a esa sinfónica vegetación dominante en plena lucha por la vida: luz y agua. La selva siempre gana: desde aquí todos los proyectos están destinados a ser “ruinas” participantes en secreto detrás de lo verde.
La arquitectura puja del viejo versus “civilización y barbarie” posa sobre el descubierto natural y desde ahí se abre paso por la selva baja, se suma a la trama y se deja tapar por ella. En el interior selvático las funciones privadas. Como primer frente las funciones públicas mas ligadas a un acceso rápido y caudaloso.
Paneles de distinta porosidad median la relación interior-exterior. La arquitectura se enuncia desnuda, como fractura expuesta de esa continua espesura natural. El proyecto conflictúa la relación entre la forma y la materia en su articulación con la forma tectónica. Para con el río solo el muelle, desde la costa se ve adentrada la geometría de la construcción humana saliente entre diversas texturas.
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