Afianzada
la conquista, el mar deja huellas.
Surca
la tierra y erosiona con sutil fuerza, que traza lugares profundos y oscuros a
la vez también planos y claros.
La
idea de la constitución del proyecto, tiene fuertes raíces ya que provienen del
océano. Estas huellas dan lugar a implantaciones en algunos sectores y en otros se comportan como oscuros cañones por los cuales la vista se
dispara, desde la tierra al océano.
Así
como la intención de conquista, apropiación, invasión del agua, llega
ramificada para imponerse, también así llegaran los sectores de nuestro
edificio.
Desde
el océano, la huella es más unificada, como si se aunaran las fuerzas para
encarar la pendiente. Porque el mar es viejo y sabe, que solo izaría bandera,
si llega con bravura a lo alto del acantilado.
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