Friday, August 11, 2017

MDQ Caracterización socioterritorial

Los asentamientos balnearios en la Argentina, fundados para el turismo de sol y playa, surgen en la etapa denominada Turismo Exclusivo, que comprende el período de "descubrimiento de la playa", que se extiende desde fines del siglo XIX hasta la década de 1930. En esta etapa se crean los primeros balnearios en la costa atlántica bonaerense entre 1874 a 1890 (Mar del Plata, Necochea, Miramar y Mar del Sud) a partir de la incorporación de la moda europea de los baños de mar, como práctica de las elites. Los asentamientos fundados se basaron en una política paisajística de bajo impacto y de dispersión urbana en el frente costero.
 
La segunda etapa del turismo de sol y playa se denomina de Turismo Masivo, en referencia a la apertura de los balnearios a una porción mayor de la población. Se suele definir esta etapa como "democratización" de los balnearios, como sinónimo de masificación. Se transformaron en urbanizaciones capaces de albergar un turismo de masas, para tal fin se destruyeron las villas turísticas exclusivistas y se construyeron ciudades verticales. Se edificó intensivamente el frente costero generando un fuerte impacto visual, donde se prioriza el paisaje urbano sobre el natural. Ese turismo masivo se consolidó en relación a la mirada que se tenía sobre el ambiente en la modernidad:
"El turismo masivo aceleró el desarrollo regional y jerarquizó ciudades con la creación de estructuras sobre el espacio; en estas intervenciones territoriales generalmente la variable ambiental no fue tomada en cuenta. La naturaleza, de acuerdo a los cánones culturales vigentes, debía ser doblegada y conquistada, de forma que la urbanización era vista como un avance civilizador de las posibilidades del hombre sobre la naturaleza. Lo urbano se constituía en el símbolo material más fuerte de la modernidad y en un pilar indispensable para la difusión de una sociedad de consumo" (Cicalese, 2000: 76).
 
Desde principios de la década de 1970 se ha sucedido una crisis del turismo masivo en Mar del Plata por la pérdida de rentabilidad de las temporadas de verano, la degradación urbano-ambiental de su costa y el crecimiento de las ciudades balnearias ubicadas en el norte del litoral como Pinamar y Villa Gesell. Ese turismo masivo, tanto a nivel nacional y mundial, tuvo su auge más notorio en la segunda mitad del Siglo XX, en la Postguerra; entró en crisis por el impacto de variables vinculadas a la situación política, económica, social y cultural en el mundo y en el país.
A partir de la década de 1990 la fragmentación y segmentación de la oferta y demanda de espacios turísticos en el contexto postfordista, han provocado el surgimiento de nuevas masividades. Por un lado, las masividades selectivas que se congregan en valorizados espacios de playa y por otro lado, las masividades segregadas reunidas en antiguos espacios ligados a los tiempos de construcción de un pasado integrador e inclusivo hacia esos sectores sociales.
El turismo masivo ha modelado el espacio valorizado socialmente por sus características paisajísticas y "las transformaciones del espacio también serán masivas a través de una actuación intensiva sobre el territorio" (Sánchez, op. cit.). Lo intensivo de las intervenciones territoriales es históricamente comprobable en el litoral marítimo bonaerense con los cambios que vivió la zona costera en Mar del Plata luego de vertebrarse como un balneario de masas. En otros centros balnearios de la costa bonaerense -que también poseen un turismo masivo o popular- la intervención sobre el medio también ha sido intensiva, con una fuerza quizás menor, pero se realizaron modificaciones fuertes sobre las características primarias. Así lo explicó Bertoncello en su investigación sobre las fundaciones de los balnearios del Partido de la Costa:
"El denominador común fue el considerar el medio natural como un obstáculo que debía ser vencido, para que se "amoldara" a un plano urbano dibujado en un tablero, ignorando sus peculiares características y dinámica, y sin considerar que ello pudiese tener efectos negativos sobre la actividad misma: ante una superficie irregular y movediza, correspondía entonces nivelarla y fijarla de algún modo" (Bertoncello, R. 1993: 67)
El avance de la frontera urbana sobre el ambiente costero incorporó nuevas dinámicas a fines de la década de 1990 y en los comienzos del Siglo XXI con la creación de espacios turísticos para nuevas elites. Los hoteles de firmas multinacionales, los paradores, los spa, los campos deportivos, las urbanizaciones privadas, entre otros, generan procesos de turistificación postfordista, donde el mercado crea una nueva oferta para una demanda segmentada. El proceso de construcción del espacio turístico del litoral marítimo bonaerense resulta del dinamismo resultante del pasaje de la "primera naturaleza" a una "segunda naturaleza" y a sucesivas "nuevas naturalezas" en función de las turistificaciones contextuales.
Ciudad balnearia: Mar del Plata
La ciudad es cabecera del Partido de General Pueyrredón y fue oficializada su fundación el 10 de febrero de 1874. El Partido existe desde 1879 y cuenta con 47 Kilómetros de costas, con zonas de playas y de acantilados. Presenta una diversidad de playas: Camet y La Perla Norte, el tradicional balneario La Perla, las playas céntricas (Punta Iglesia, Bristol, Torreón del Monje y Varese), Playa Chica en la zona del Cabo Corrientes, el complejo Playa Grande en las cercanías al barrio Los Troncos y a la principal arteria de la vida nocturna marplatense, la calle Leandro N. Alem, las playas del Puerto ubicadas sobre la Reserva del Puerto y la Escollera Sur, el Complejo Punta Mogotes, las playas y paradores del Sur ubicadas desde la zona del Faro de Punta Mogotes hasta La Serena y los balnearios que se ubican en la zona de barrancas y acantilados.
El Partido de General Pueyrredón, según el Censo de 2001 realizado por el INDEC, posee 564.056 habitantes y en las proyecciones realizadas por la Dirección Provincial de Estadística hacia 2006 se encontraría en 611.225 habitantes, concentrada la población principalmente en Mar del Plata (96% del total). La actividad turística sigue siendo la principal vía de ingresos para sus pobladores pero la ciudad diversificó sus actividades con el sector pesquero, la actividad del cinturón frutihortícola, la actividad textil, las plantas alimenticias ubicadas en su parque industrial y la zona de canteras donde se extraen piedras y materiales para la construcción, actividad ligada a las perspectivas del turismo. A pesar de este desarrollo diversificado, Mar del Plata sigue siendo desde la década de 1990 una de las ciudades de Argentina con mayores índices de desocupación (10,9 % según los datos publicados por el INDEC en marzo de 2008), siendo junto a Santa Fe las únicas ciudades que superan los dos dígitos.

Mar del Plata ha sido el escenario central de los espacios turísticos de sol y playa y donde se han desarrollado múltiples cambios: el modelo de explotación de las arenas ha incorporado en la franja de playas privadas del Partido de General Pueyrredón, ubicadas entre el Faro de Punta Mogotes y Playa La Serena en una extensión de 2,5 kilómetros sobre la Ruta Provincial N° 11, una tendencia creciente de paradores que han avanzado pero en convivencia con los tradicionales balnearios. El nuevo modelo de explotación se inserta dentro del esquema histórico compuesto por ser el destino turístico de las clases privilegiadas entre fines del siglo XIX y principios del XX, su masificación realizada con la implementación del modelo de Estado de Bienestar en Argentina a mediados de siglo XX y por la segmentación y fragmentación de la oferta de espacios de playa ocurrida en las últimas décadas del siglo pasado y en la primera década del siglo XXI en el marco de una crisis del turismo masivo.
Luego de la salida cambiaria devaluatoria del verano de 2002, el empresariado del turismo tuvo que reconfigurar estrategias en los espacios de playa. La concepción tradicional del balneario con su espacio de carpas y de arena para sus veraneantes, restaurantes, comercios, etc; fue cambiando durante los últimos años de la década de 1990 y los primeros años del siglo XXI. El sector privado ha sido el dinamizador de estos espacios por tener la posesión de las mismas. El Estado no tiene jurisdicción allí, sólo ha denotado que actividades y proyectos pueden establecerse mediante la Ley Provincial 8.912 y el Código de Ordenamiento Territorial del Partido de General Pueyrredón.
Bajo las nuevas estrategias que se fueron implementando y que avanzaron luego de 2002-2003, se fusionaron en los paradores empresas variadas: los dueños y concesionarios de los balnearios y paradores junto a quienes le otorgan concesiones en sus playas (radios FM de grupos nacionales e internacionales, marcas de bebidas, de ropa informal y deportiva, telefonía celular, Internet, etc).
Un factor importante en el paso de balnearios a paradores ha sido el modo en que son difundidas estas playas. Durante más de veinte años las playas del sur fueron promocionadas y su éxito se basaba en estar en un espacio de playa "natural" (por la presencia de médanos, sectores boscosos) y de "tranquilidad" para sus veraneantes, al estar estas playas alejadas de la urbe y sus masificadas playas.
Se denota un cambio sustancial en el modo de producción de los espacios de playa, impulsado por los mismos factores de la producción de espacio urbano. Las playas tienen su punto de contacto con "lo urbano", no sólo por el traslado de prácticas sociales de la vida urbana a las arenas, sino porque también han sido puestas en producción en un momento como espacios exclusivos y promovidas por ese mayor contacto con variables "naturales", idea que ha mutado en los primeros años del Siglo XXI.
Los ámbitos de sociabilidad han tomado nuevas características y las playas no han sido ajenas al cambio, si han mutado espacios de sociabilidad ligados a la lógica del trabajo y de la educación, obviamente los espacios ligados al ocio iban a sentir las alteraciones. Y los paradores son el escenario "postmodernista" donde se denotan con mayor claridad los vectores de cambio.
"El "descubrimiento" de la playa fue el primer ejemplo de valorización diferencial del espacio relacionado con el veraneo frente al mar... cada espacio que se valorizaba se convertía en un nuevo escenario de sociabilidad (como las playas) o era dotado de soportes materiales que lo complementaban y facilitaban su apropiación y consumo (como las ramblas y balnearios) dando lugar a las correspondientes prácticas de sociabilidad" (Mantobani, 2004: 87).
En las décadas pasadas este factor comenzó a cambiar debido a la importancia mayor otorgada a los soportes materiales de la playa, que se han transformado en el escenario de sociabilidad. Además, la tendencia creciente de los paradores sobre los balnearios genera una contradicción de importancia: se denota una masividad selectiva, ya que se promueve el acceso de grandes grupos a la playa, pero no todos pueden identificarse con este nuevo concepto. Esos grupos masivos están compuestos por capas de elevado poder adquisitivo, sectores vinculados a los medios masivos de comunicación, jóvenes de una "nueva" clase media. Estos espacios contrastan con otras playas que funcionan también como escenarios de una masividad segregada, compuesta en las playas céntricas por las clases populares y una clase media-baja.
Ese turismo masivo que había entrado en crisis comenzó a tomar nueva fisonomía ante los cambios que se habían originado. La masividad se vio perjudicada en los tradicionales centros balnearios que tuvieron que reacomodarse a la situación, que imprimió nuevas fisonomías en los espacios de playa. El caso de Mar del Plata es paradigmático para explicar estas cuestiones:
"Al abrigo del consenso neoconservador en la ciudad de Mar del Plata, en un contexto de las restricciones y habilitaciones que imponía un modelo social y económico que en nada ayudaba al turismo interno, se generaron una serie de proyectos de "jerarquización" de la oferta de recreación vía un paquete de normas y dispositivos de interpretación que estimulaban las "iniciativas privadas". En el devenir iluso de recuperar el "Biarritz perdido" y su "turismo de calidad" y de dejar atrás "las consecuencias" sociales y ambientales de un turismo masivo que rememoraba la misa colectiva, se buscaban e inventaban productos más afines a las nuevas modas que dictaba el mercado de ocio". (Cicalese, 2005: 118).
 
Las playas del sur en los noventa se mostraban como las únicas de Mar del Plata fuera de contacto con el área costera céntrica. Mar del Plata ofrece una gran variedad de playas, no solamente desde el punto de vista natural, urbano o paisajístico. Además de las masividades selectivas que se pueden encontrar tanto en las playas sureñas como en Playa Grande y las masividades segregadas de las playas céntricas, también aparecen playas que mantienen usuarios locales como ocurre en el complejo Punta Mogotes, en el tradicional complejo La Perla o en el revalorizado sector de Varese mediante las construcciones que se han realizado en los últimos años.

Fuente
Caracterización socioterritorial de los asentamientos turísticos-balnearios del litoral marítimo de la Provincia de Buenos Aires
Ordoqui, Javier Martín* - Hernández, Facundo Martín*
* Profesor en Geografía. UNMdP, CEHAU, Becario CONICET.
ver articulo completo en
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-42652009000100006

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