Yurkievich, Gonzalo Julián(*)
(*)Doctor en Historia. Universidad Nacional de Mar del Plata
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http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1853-43922013000200003
La actividad pesquera argentina experimentó durante las
decadas de 1980 y de 1990 profundas transformaciones estructurales. Las mismas
incluyeron una incorporación de nuevas tecnologías, ahorradoras de mano de obra
en tierra y depredadoras del recurso pesquero (barcos congeladores-factoría);
una concentración y centralización de los capitales en manos de un oligopolio
fuertemente ligado a la exportación y al capital extranjero; una
flexibilización de las relaciones laborales y desafiliación de los trabajadores
de sus gremios; y un desplazamiento por parte de la pesca argentina hacia
puertos patagónicos subsidiados para la pesca y para la exportación de
congelados (Yurkievich, G. y Allen, A., 2010; Cóccaro J. et al, 2000; Pradas,
E., 2005). Estos hechos impactaron con fuerza en las estructuras sociales
relacionadas en forma directa e indirecta con la actividad pesquera,
desarrollándose durante los últimos 15 años, repetidos ciclos de conflictividad
social (Nieto, A. y Colombo, G. 2009; Yurkievich, G. 2010). La mudanza
estructural tuvo, a su vez, repercusiones en el espacio y en el medio ambiente
de la zona portuaria de la ciudad de Mar del Plata, en tanto soporte físico de
la industria pesquera. De esta forma, el estado del Barrio Puerto y sus
adyacencias contrasta en la actualidad con la fisonomía y el esplendor
alcanzados en otros tiempos históricos, observándose numerosas propiedades en
venta y en alquiler; calles y veredas rotas; construcciones deterioradas y/o a
medio construir; basurales a cielo abierto; locales vacíos; fábricas detenidas
y derruidas (muchas ocupadas por familias); hacinamiento y precariedad
habitacional en torno a la Villa de Vertiz, ubicada sobre las vías que unían
hasta principios de los años 1980 al puerto con la red nacional; contaminación
atmosferica producida por emisiones gaseosas de la industria harinera;
deterioro de los acuíferos subterráneos relacionado al bombeo clandestino de
una industria altamente consumidora de agua; y contaminación marina relacionada
a descargas de desperdicios orgánicos, sin tratamiento primario, por parte de
las fábricas en pluviales y cloacas.
La sociedad pesquera,
por su parte, se encuentra pauperizada y transformada. El pequeño emprendedor
italiano, que pescaba en sus lanchas y daba trabajo a sus coterráneos, fue
reemplazado por el gran empresario concentrado y por una cuantiosa clase
proletaria que trabaja en condiciones precarias e inestables y que en la
mayoría de los casos no vive en el puerto. Proliferan las apócrifas
cooperativas de trabajo (1), y el derrame que alguna vez existiera, generado
por una organización familiar de las empresas, ha finalizado dando lugar a la
concentración del capital y a la verticalización de los procesos productivos en
firmas oligopólicas, las cuales presentan fastuosas instalaciones que conviven
con pequeñas plantas, cuevas de fileteado y fábricas cerradas.
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