Las ciudades parecen haberse rendido ante los dictados de la globalización,
volviéndose cada vez más homogéneas
entre sí, perdiendo sus diferencias y características particulares. Su
proyección es el reconocimiento que se le otorga a nivel internacional, lo que
necesariamente remite al concepto de lo
universal, contenido y concebido como local. Lo urbano sólo puede ser un producto
de lo cultural, cuyo significado cobra sentido a través del reconocimiento de
lo específico de las manifestaciones de cada sociedad.
Los distintos relieves que recorren el país, que se
trasladan, y expanden la uniformidad territorial, (límites no
visibles) encierran un juego de luces y sombras que
conforman sub- espacios, delimitados tan solo por un haz de luz. Desde el norte
hacia el sur reconocemos tres instancias arquitectónicas que serán el eje
organizativo de nuestro proyecto.
Hacia el norte una arquitectura
pesada, de masa, cuya materia prima es la tierra. La male-abilidad y molde-abilidad son las características
fundantes que permiten el control total de la luz. Grandes espesores que por sus pequeños intersticios dejan colar los rayos de luz. Hacia el sur la utilización
de materiales nobles, como la piedra y la madera que caprichosamente dejan
pasar la luz por sus intersticios.
Comprender el débil límite entre la idea unitaria (unir lo que está disperso) y la federal
(unión en la diversidad), es
concebir la diferencia entre una arquitectura exclusiva de una inclusiva, donde
el vacío no debe ser entendido como
espacio residual, sino como espacio en
sí mismo, el espacio de intervención.
Y es justamente a través de la intervención del vacío en
donde se pone en crisis las “realidades” físico-políticas existentes hasta el
momento. Siendo necesario desvirtualizar los límites entre los diferentes
espacios arquitectónicos, donde la
estructura (representante de la
división territorial) ya no es consecuente
con los espacios, y donde la luz
comienza a ser la nueva protagonista.
Siguiendo esta concepción, consideramos que es necesario desarrollar a
través de la arquitectura, espacios públicos, cedidos a la ciudad, que sean
capaces de albergar a los ciudadanos, y que los mismos se sientan
identificados, desplegando su sentido de pertenencia.
“…Establecer
el lugar, el valor de la individualidad (calidad) en el ámbito de la masa
(cantidad) es la gran aspiración de los arquitectos, quienes en contraposición tienden cada vez más a formar MASAS COMPACTAS
DE INDIVUDUOS. Así el problema de la diferenciación del individuo se hace cada
vez más complejo…”
Pensar la indisoluble unidad entre MASA-INDIVIDUO es percibir la multiplicidad de relaciones presentes entre
el ciudadano y la ciudad. Consecuentemente nos es pertinente
plantear un espacio que fomente la mixtura
de usos y usuarios; siendo esto posible a través de una arquitectura mutable/ sustentable.
Como
primera medida sustentable establecimos la disposición de los diversos espacios
y estructura, permitiendo la diversidad de usos, variando su disposición a
través del tiempo, permitiendo así un cambio funcional espacial a futuro. Un
edificio que muta. Al mismo, la distribución de los espacios permite variar las
perspectivas visuales de los usuarios, potenciando el entorno inmediato.
Implantado y resuelto de modo tal que los espacios a nivel
peatonal son cedidos a la ciudad, generando permeabilidad en el sector,
conectando la ciudad consolidada con la “nueva ciudad” en Puerto Madero y el
Río. La diferenciación de escalas, un atrio urbano, y uno del edificio,
refuerzan la idea primera de
perspectivas y su vinculación con el ALAS.
En relación a los mecanismos sustentables en el edificio, el
mismo se conformo a partir de la ventilación
natural, a través de una doble
piel con cámara de aire transitable, que permite a través de la succión y
la presión negativa el cambio de aire y
la ventilación permanente. Este método se implemento en las fachadas más
afectadas, principalmente en la orientada al Norte, donde es necesario no solo
renovar el aire sino además proteger
el interior de la incidencia de los rayos solares. En cambio en la
fachada sur los espesores aumentan para la acumulación
de energía por masa térmica.
Al mismo tiempo se desarrollaron terrazas verdes que permiten mantener en los interiores las
temperaturas de confort necesarias para el desarrollo de las actividades. Dicho
mecanismo reduce el consumo de energía hasta un 80 %. Además es utilizado para
la recolección de las aguas de lluvia
para su reutilización. Por otro lado se generan micro climas en relación a las
diversas regiones del país.
Estas resoluciones proyectuales permiten reducir el consumo
de energía, siendo fundamental para mejorar la calidad de vida de los usuarios
y apaciguar los efectos negativos al medio ambiente a largo plazo.