Saturday, May 09, 2009

Ante la entrega en ciernes… un cacho de inspiración

Hay contextos que imponen ser comprendidos desde la realidad en la cual suceden.
Dentro de esta ‘imposición’ podemos entender al denominado paisaje xerófilo como una obra de austeridad. Entorno económico en sus expresiones pero no por ello falto de un complejo drama, colmado de poética propia, el cual es imposible pasar por alto: siempre está presente –con el viento, con su luz-, incluso cuando no se lo enfoca...

Aún así comprendido, la aprehensión del contexto no busca sugerir soluciones ad hoc sino que plantea a la propuesta saber recostarse sobre la lectura del lugar (propia de cada lector) y desde la cual poder hacer pie.

Ante esta introducción propongo visitar la obra de Mark Rothko (Markus Rothkowitz/1903-1970) en la cual creo podemos proyectar ciertos vínculos entre su criterio de generación/producción de arte y nuestra búsqueda en el paisaje del Valle de Uco.

Dado un punto en su carrera Rothko se vuelca a producir imágenes extremadamente crudas, en una búsqueda por poder expresar, como fuente de su arte, al drama humano desde el vínculo con sus más básicas emociones.



En este período el pintor entiende que para poder expresarse necesita comprender su contexto: qué lo precede, qué elementos legítimos de su arte tiene a disposición, cuáles elementos nuevos debe generar el, etc.

En definitiva ese contexto lo impulsa a comprender el medio donde expresar su ideario, inicialmente sin mucha precisión (como puerto de partida) pero definitivamente lleno de intenciones muy precisas (como brújula de navegación, usándola aún cuando se cambia de rumbo en plena travesía).

Muy probablemente influido por “El Nacimiento de la Tragedia” (F.Nietzsche) esta transición lleva a Rothko a plantearse una fuerte dialéctica en la relación entre su mensaje y el receptor, entendiendo finalmente que la alquimia que se genera entre obra y observador está lejos de su ámbito de dominio; por lo cual tiende hacia la búsqueda de una construcción atávica como vehículo de significación/simbolización de emociones primarias, pre-intelectuales, permitiendo un vínculo universal en la experiencia de las emociones embebidas en su arte.

Y lo hace desde premisas culturales muy presentes (comprendiendo en ellas al bagaje heredado), si se quiere, pero firmemente arraigado en su visión del mundo y su entorno (físico, histórico, social, económico), tanto de su lugar como productor de imágenes, como consiente del rol de artesano comprometido que conoce su arte y sus herramientas.

Rol en el cual podemos percibir su avidez en desarrollar nuevos métodos técnicos que le permitan expresarse (permitiéndole trabajar con varias capas a la vez a gran velocidad de pincelada), o la elección del gran tamaño como medio de dominación espacial del observador, o (ya en el marco pictórico) evocando totalidad al expandirse fuera de la tela, o la creación-recreación de poéticas: dotando de cualificaciones míticas a la forma a través de tratamientos de luz, textura, color, etc.

Para el autor la obra debe trascender lo cultural y lo histórico, entendiendo mitos y simbologías como raíces psicológicas y emocionales, transformando a ambos en fuentes universales disponibles (en sus composiciones) a quien las quiera leer, como transmisor directo hacia a aquellos nervios de sentimientos primarios a cuales busca conmover.



Dentro de un contexto histórico del desarrollo de imágenes, Rothko se propone desentrañar un denso sedimento de lenguaje (artístico) y disponerlo ahora como una visión arcaica y despojada, des-verbalizando la imagen y estableciéndose (con el observador) en una relación visceral, básica y profunda pero aún así extremadamente austera en su superficialidad, la cual una vez captada permite (empuja) al observador a una infinidad de detalles complejos que son individualmente mínimos pero que en la trama se hacen indisolubles. Esa trama de elementos podemos entenderla como aquellas tensiones que dan vida al drama, que lo ponen en acción para que este desarrolle su relato.

A mí, estas interpretaciones sobre Rothko y su obra me sugieren mucho en común con los diálogos sobre nuestro paisaje cordillerano y xerófilo del Valle de Uco.

Los cruces en cuanto cómo expresar o traducir conceptos, cómo dotar de cualidades, cómo hacer participar del paisaje una intervención sin ser obvia, cómo trasladar al objeto hacia la implantación sin perder su sustancia…espero que los datos sobre el trabajo de Rothko puedan ser catalizadores al respecto.

(Dimas González)

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