Plantearon "a priori" un lenguaje al cual referirse. Una trama inicialmente ortogonal en la que el vacío es el protagonista entorno al cual se organiza el proyecto. (Me refiero al panel vertical del que comentamos en algún momento, tener una expresión “demasiado urbana”)
Luego la sensibilidad a las presencias locales y una voluntad muy fuerte de vinculación con el entorno cultural, tradicional y material, llevaron a que suceda lo inevitable: las tramas y las texturas iniciales mutan, se apropian del color del paisaje xerófilo, sus texturas, su rusticidad, su austeridad, su potencia, su escala.
Así descubren el terreno fértil, los cultivos se modelan, rotan, conforman sectores, moldean entonces el espacio. Le otorgan direccionalidad, calidad, sombra, color.
Componen con esta nueva trama natural, esponjosa, porosa: brotan nuevas texturas.
La inmensidad circundante se capta se incorpora, con sutiles ajustes generados con esta nueva trama natural con la que se refunda un paisaje propio.
Desaceleración. Graduación. Acercamiento.
El vacío es capturado por las aspas de cultivos, se expande y se contrae. Late en el corazón del proyecto.
La estrecha relación buscada entre sistema productivo y la gente local, se expresa en la reinterpretación del programa que propone una Escuela de Oficios, como parte del sistema productivo experimental.
Proponen la participación vivencial de los visitantes en este proceso de elaboración/producción en sus distintas etapas.
La lógica funcional, las secuencias productivas, serán el hilo conductor del recorrido del visitante.
La propuesta se conforma con toda la potencia de captación de los sectores de cultivo que a modo de aspas de molino, absorben el espacio, y lo arrastran en un torbellino hacia el gran espacio central.
Variación de las proporciones, de las texturas en el espacio, evidencia un fuerte sentido de gradualidad y de movimiento, que deberá traducirse ahora en la etapa de concreción arquitectónica.
Karina
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