Tuesday, May 05, 2009

Reflexiones después de hora

Traigo algunas cuestiones para reflexionar sobre las que se hablaron ayer después de la entrega.
Estamos a pocos días del cierre de esta primera etapa, que podríamos llamar paisajística.
(Luego ahondaremos en la segunda etapa o arquitectónica)
Podríamos hablar de dos estrategias claras que surgen de lectura de los trabajos propuestos.



La primera que concibe el conjunto con cierta concentración de los elementos volumétricos.
La segunda estrategia, que como una empresa faraónica intenta por medio de la dispersión de los elementos dominar la totalidad en la inmensidad circundante.
Ambas son caminos posibles. Necesitarán calibrarse...
Resulta propicia cierta colaboración entre los elementos, cierta vecindad, que otorgue cobijo y protección.
Por otro lado, está claro que resultará imposible ocuparlo todo, de modo que el desafio es encontrar la justa medida para que esa dispersión resulte benéfica y no perjudicial.


Por el momento en todas las propuestas (en mayor o menor medida) se hace evidente la presencia de un territorio aún no explorado: asumen que sólo lo que construyen (todo aquello que corresponde al programa planteado por las bases) es materia proyectual, y el resto es lo que sobra. No se ocupan de todo aquello que no es construido, “lo otro”, lo que queda sin intervenir. Se lo indica como área para cultivar, en el mejor de los casos.

Para intervenir en el paisaje, y en la escala que este paisaje en particular exige, tengo muchas herramientas, pero básicamente la principal implica un cambio de estrategia.
Se trata de componer, de diseñar con los elementos de los que dispongo a esta escala. Muchos de ellos presentes en el sitio. Solo tengo que apropiarme de ellos. Otros se incorporarán como parte de la propuesta.
En este sentido las áreas de cultivo son un excelente ejemplo con un potencial aún no explotado: constituyen una primera escala de aproximación, de mediación entre la inmensidad del paisaje y la intervención (escala intermedia).




Sabemos que existe una orientación ideal para los mismos (E-O), un área que los cuarteles no deben superar (3.5 a 4 ha), pero que estos requerimientos no condicionan la forma de los cuarteles. Que asimismo existe una variedad en escala de vías de acceso y de llegada a estos cuarteles: para camión, para tractor, para el hombre. Pero aún no hemos explorado las posibilidades formales y espaciales que esto ofrece.
Por otro lado conocemos plantaciones de árboles (Olmos) que pueden sembrarse con cierta regularidad, como en el caso de los que lindan con nuestro terreno, y otros que se muestran en conformaciones más libres (Como ocurre junto al pequeño caserío presente al este). Nada impide que plantemos nuestros propios álamos, para protegernos los vientos dominantes, que tracemos con ellos senderos, caminos que puedan de este modo proporcionar algo de sombra en un entorno tan hostil.
Se habló también de la posibilidad de plantaciones de olivos.
Hemos visto como lo hacía Burle Marx, con especies tropicales, generando texturas, composiciones con distintos materiales, colores.
Componentes fundamentales como el espejo de agua (con todas las posibilidades de uso posibles, tanto de uso propio de la bodega como turísticas) y con una escala importante (8000 mts2)
Pensar en la incorporación del paisaje xerófilo, etc., etc.

En fin, los elementos los tenemos a la mano, las reglas del juego ya están planteadas, tanto a nivel programático, como en la exploración personal que cada equipo ha realizado.



Adelante!

Karina Mellace

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