A partir de caminar el lugar, casi en son de deriva, se fueron detectando los distintos focos de interés. Se los elige, se los evalua minuciosamente, se los codifica, se encuentra su raíz abstracta, despojándolos de su realidad y convirtiéndolos en símbolos. No intentan que estas piezas de un rompecabezas se armen ajustadamente volviendo a reconstruir lo existente. Sino por el contrario, con este nuevo alfabeto, como slide de diapositivas, parecen querer armar nuevas frases, generando un nuevo relato. Se superponen, se aglutinan, pero a partir de lo que ha quedado como ensoñación en su mente de la totalidad. Estas capas se superponen de tal modo que cada cual encuentra un retoque en la siguiente, no se trata de la búsqueda de un origen, sino de una evaluación de los desplazamientos.
Lo que resulta de esta superposición de imágenes, ya no es la sumatoria de las partes, sino un ideograma que refleja una nueva realidad, “su realidad” del lugar, a partir de la construcción de “su mirada”.
Es en esta nueva reconstrucción de la realidad, donde las piezas se entrelazan y conjugan a partir de la multiplicidad, permitiendo encontrar una métrica, un ritmo, un devenir de llenos y vacios, es donde hace pie para sugerir una posible tectonicidad, generada desde una morfología ambiciosa que parece cristlizarse tridimensionalmente en estructura y espacio, a partir de la percepción sensible del objeto. Las luces y las sombras proyectadas incrementan las potencialidades de su construcción, a partir de la modulación de sus distintos tamices, jugando con la poética entre lo imaginario y lo real.
A partir de esta prolífica sucesión de imágenes han encontrado su propia “biblioteca”, su “referente” del cual tomarse a la hora de actuar en Campana. Queda todavía por descubrir y estudiar, como estos fragmentos se van a amalgamar para generar una totalidad, sin traicionar a su propio referente.
Jorge
Memoria de los autores
La ciudad se nos presenta, nos muestra:
Capas superpuestas de imágenes. El tren, los galpones, el tejido urbano, la refinería, el verde. Caminamos, estas capas se mueven, se tocan, se separan, se ponen unas frente a otras, desaparecen.
Distintos ritmos. Armonías, modulaciones, geometría y orden; de repente desarmonías, quiebres y rupturas, amontonamientos, ruido.
“[…] el mundo de los sonidos abarca también lo contrario de la melodía, la armonía y el ritmo; aparte de los sonidos meramente funcionales que llamamos ruido, conocemos desarmonías y ritmos quebrados, fragmentos y apelotonamiento de sonidos […]” Pensar la arquitectura, Peter Zumthor.
Los materiales, su poética. Las distintas texturas y combinaciones. Acero, ladrillo, piedra, chapa, madera, en distintas cantidades, con distinto tratamiento. Las huellas del tiempo en ellos, la historia.
“Los materiales no tienen límites; coged una piedra: podéis serrarla, afilarla, horadarla, hendirla y pulirla, y cada vez será distinta. Un mismo material tiene miles de posibilidades.” Atmósferas, Peter Zumthor.
“Los materiales pueden adquirir cualidades poéticas si se generan las pertinentes relaciones formales y de sentido en el propio objeto, pues los materiales no son de por sí poéticos” Pensar la Arquitectura, Peter Zumthor
Las sombras proyectadas, que muestran estos ritmos y estas texturas con distintos tamices.
“La sombra, por una parte, es lo que se opone a la luz y, por otra parte, la propia imagen de las cosas fugitivas, irreales y cambiantes.” Diccionario de símbolos, Jean Chevalier.
La ciudad dual, la prosperidad de la industria en contraposición con la decadencia de la ciudad. La ciudad que se dice y la que se ve.
“No hay nada de cierto en cuanto se dice de Aglaura, y, sin embargo, de ello surge una imagen sólida y compacta de ciudad, mientras alcanzan menor consistencia los juicios dispersos que se pueden enunciar viviendo en ella. El resultado es éste: la ciudad que dicen tiene mucho de lo que se necesita para existir, mientras la ciudad que existe en su lugar existe menos. Por eso, si quisiera describirte Aglaura [...] debería decirte que es una ciudad desteñida, sin carácter puesta allí a la buena de Dios. Pero tampoco esto sería verdadero: a ciertas horas, en ciertos escorzos de camino, ves abrírsete la sospecha de algo inconfundible, raro, acaso magnifico; quisieras decir qué es, pero todo lo que se ha dicho de Aglaura hasta ahora aprisiona las palabras y te obliga a repetir antes que a decir.” Las ciudades invisibles, Italo Calvino.
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