Tuesday, December 03, 2013

Blanco - Kripper

 La Isla Demarchi está profundamente condicionada por su actividad portuaria, con una tradición de más de un siglo de permanencia. De la misma manera que todavía encontramos una intensa actividad, al visitarla también observamos el estado de abandono y desolación de muchos sectores. Pilas de  chaperíos, galpones abandonados, materiales navieros remachados y oxidados sin destino aparente.  Las estructuras y materiales encontrados no dejaban de remitirnos insistentemente a la arquitectura del constructivismo ruso y sus secciones monumentales, como así también a la tradición inglesa de las máquinas navieras y ferroviarias de carga utilizadas desde mitad del siglo XIX. Es así que nos interesó ahondar en estos lenguajes, tan propios del lugar y de la actividad portuaria en sí misma. Pero lo que más nos interesó fue encontrar que este tipo de estructuras también se utilizan en la industria cinematográfica, existiendo todo tipo de grúas y estructuras para esos fines. El problema de ensamblaje entre partes disimiles fue desde un comienzo el campo de experimentación para la industria cinematográfica. Ya Eisenstein describía las cualidades narrativas del montaje arquitectónico con su promenade espacial. 
La configuración de partes e integración entre ellas nos llevo a repensar las estructuras preexistentes circundantes recualificando el valor de los corredores que se generan entre los galpones de la isla (rescatando su forma original) y trasladando el problema del umbral, la calle, la vereda a distintas escalas dentro de un mismo proyecto. Un mismo corredor comunica ambas márgenes del rio en forma de istmo a la vez que, en menor medida, estos corredores comunican entre si los galpones.
 
Estos condicionantes a los que nos atuvimos, respetar los llenos y vacios provistos por el entorno, tuvo como consecuencia que el proyecto contara con diversos accesos de distintas jerarquías, todo los cuales permitía generar conexiones más francas y especificas con el atrio que busca contener.
Es importante cualificar al atrio como espacio de máxima expresión de la vocación pública y el esparcimiento. Es entonces la necesidad de generar y potenciar los intersticios aumentando el perímetro dentro de este teniendo una relación más continua y permeable entre espacios interiores y exteriores. De esta forma el atrio se escurre hacia todos los sectores del proyecto. La presencia de pasarelas y aterrazamientos buscan servir de forma subordinada al atrio que contiene siendo este quien las condiciona y moldea. Fundiéndose también con las estructuras-soporte necesarias para llevar a cabo cualquier actividad cultural que el atrio pueda absorber. El perímetro en forma de herradura que forman los distintos claustros cuenta con el lenguaje tubular, de andamiaje lo suficientemente versátil como para servir de área técnica para el atrio.
 
A su vez, los edificios linderos sirven como soporte de la cualidad recreativa del atrio ya que cuentan con galpones que alojan rieles que permiten mover la plataforma del escenario de manera que el atrio pueda conformarse en distintas configuraciones y el escenario pueda ser montado previo al espectáculo sin interferir con las relaciones espaciales del atrio con su entorno.

Esta característica de gran flexibilidad puede observarse en los sets de filmación pudiendo estas abrirse de manera total y así poder incorporar los exteriores a la filmación de la misma manera que brindar una gran versatilidad en su uso y su relación con los visitantes.

Otro de los referentes que cabe mencionar es el transbordador Nicolás Avellaneda que sirve como marco para la relación visual que se establece entre vuelta de rocha e isla Demarchi a escala urbana así como también por su lenguaje portuario ya antes mencionado.



1 comment:

Andreita Aita said...

felicitaciones chicos!!! hermosa entrega!!! se nota todo el esfuerzo del cuatrimestre =)